Domingo Henares

Domingo Henares


El enemigo, dentro

27/02/2022

Los altos cargos del Partido Popular de España no han leído la sentencia aquella de «la excesiva justicia puede acabar en la mayor de las injusticias». El gran orador romano Cicerón lo sabía y nuestros políticos prefieren no saberlo. Pretenden no darse por aludidos y pasan la totalidad de su tiempo en buscar entre ellos algún defecto, alguna sospecha de corrupción, un indicio pequeño de mala conducta. Y poder, así, decir a los demás que se pasan el día, desde que amanece, afanados en la pureza milimétrica de sus actos. Eso que le pasa a un profesor cuando obliga puntualidad excesiva a sus alumnos a la hora de entrar a clase. Uno de ellos, alguna vez, no ha podido contarle a un amigo el sueño que ha tenido. Y eso es una injusticia, porque el tiempo que tenemos asignado para vivir tampoco exige de nosotros una prisa que borre lo soñado.  El espectáculo de un partido político que se desmorona es una página de la democracia que se queda en blanco. Borrón y cuenta nueva. Y, después de la lucha fratricida de estos días, a brazo partido entre los máximos dirigentes populares, sucederá una calma de desmoralización desde las trincheras del campo de batalla a los despachos de mando. Con el sabor amargo a ceniza, como de tierra quemada. Por una justicia que nadie desde el exterior reclamaba tan urgente.    
  En el Partido Popular, además, aparentan querer la perfección entre ellos y sospechan entre sí. Tanto, que se ven culpables sin tener que probarlo. Inquisidores y víctimas por su turno. Con el ruido ambiente de un avispero. Como si tuvieran hospedado al enemigo dentro de casa, siendo todos culpables. 

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