Un gaucho en La Mancha

Francisco J. Martínez
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Fabrizio Bonnet imparte clínics y demostraciones de doma ancestral, un método aprendido de sus antepasados en Argentina, que se basa en la confianza entre el caballo y el domador

Un gaucho en La Mancha - Foto: José Miguel Esparcia

En su libro El gaucho Martín Fierro, una obra considerada la biblia del gaucho argentinoJosé Hernández dejó escrito en 1872: «Jamás le sacude un golpe, / Porque lo trata al bagual / con paciencia sin igual / -Al domarlo no le pega-, / Hasta que al fin se le entrega/ Ya dócil el animal.». Y es que los vaqueros de la Pampa siempre tuvieron una relación especial con sus monturas, con los caballos. En El gaucho Martín Fierro se pone de manifiesto la doma natural de estos héroes de la llanura infinita que hoy llegó hasta nuestros días. 

Fabrizio Bonnet (Formosa, Argentina, 1989) es un representante de esta escuela de doma que se instaló en Albacete, en la Finca de Los Prados -es la pareja de la hija de Dámaso González, Marta-, desde donde pretende divulgar una técnica depurada por él mismo después de casi dos décadas de práctica. «Mi sistema se basa en una doma tradicional, que yo denomino ancestral, porque la aprendí de mis abuelos y de mis bisabuelos, a los que por suerte llegué a conocer», dice. Su método se basa en «la observación del caballo para ganarle la partida en el picadero redondo». 

Bonnet asegura que no se trata de someter al caballo, sino de «establecer un vínculo entre él y el domador. De esta forma, primero hay que conseguir un acercamiento al animal, después crear un vínculo para finalmente establecer una relación de confianza».

Al final, asegura el domador -como a él mismo le gusta definirse-, «en el fondo de todo está el mejorar el bienestar animal del caballo, ya que es una doma racional». Bonnet mantiene que en la doma de un caballo, como todo en la vida, «la violencia conduce a más violencia», por lo que es primordial que el animal asimile que el ser humano no es un peligro para él -en estado salvaje el caballo es una presa, por lo que tiende a huir siempre-.

Fabrizio Bonnet ha impartido clínics y realizado demostraciones por medio mundo, en países como Argentina, España, Estados Unidos, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, Sudáfrica, Portugal, Kenia, Mozambique o República Dominicana, y ha trabajado con caballos de distintas disciplinas, desde salto hasta horseball, pasando por paso fino, diferentes concurso de rodeo o El Pato -un deporte nacional de Argentina-. 

el caballo en españa. Bonnet siempre estuvo atraído por España, desde bien pequeño. «Yo soy de una tierra donde se crían reses y se hacen jineteadas -espectáculos de faenas de campo similares al rodeo-, pero cuando descubrí las corridas de toros y de rejones, me fascinó», asegura. «Cuando llegué acá, vi el nivel de rienda -doma- altísimo que hay y que existe una afición tremenda al caballo». Sin embargo, a la hora de tener que escoger una raza de caballo ideal para él, se queda con el criollo argentino, entre los que se crió, aunque le gustan razas con chispa, como los Pura Sangre Inglés o los angloarábes.

Ahora se prepara para divulgar su doma ancestral por España con clínics en otoño en Sevilla, El Rocío o Madrid, para dar el salto también a otros países de Europa y regresar a Argentina en invierno, aunque de forma momentánea.