Editorial

La efímera victoria de Vox puede volverse en su contra

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En Vox pueden estar hoy más que satisfechos. A horas de votarse, la formación de Santiago Abascal ha logrado más, posiblemente, que lo que perseguía cuando antes de verano planteó una moción de censura contra Pedro Sánchez condenada al fracaso. La iniciativa apuntaba desde el principio más al liderazgo de la oposición que al presidente del Gobierno y así lo revela el nerviosismo en las filas del PP y que Pablo Casado aún no se haya atrevido a decir qué hará hoy. Ya sea por una insólita y extraña estrategia, o porque en realidad llegan a la votación con dudas o miedos, no queda claro que los 87 diputados ‘populares’ sepan si hoy tienen que votar no o abstención, con el riesgo de rupturas de disciplina de voto y, fundamentalmente, con el riesgo de que muchos de sus votantes no entiendan ni compartan esa supuesta cobardía. Y eso que la intervención de Abascal, más antieuropeísta, ‘protrumpista’ y negacionista que en otras ocasiones, le pone en bandeja de plata al PP el distanciamiento. 

De momento, Vox ha logrado resituar su discurso en el centro de todos los focos, pero está por ver a qué precio. Esa victoria puede resultar demasiado efímera y volverse en contra. Primero, porque los españoles no estamos para fútiles fuegos de artificio en estos momentos. Abascal puso negro sobre blanco los errores del Gobierno de coalición en la gestión de la pandemia y en la de sus consecuencias económicas y sociales, pero obvió que la moción de censura en España debe ser constructiva, debe proponer un programa de gobierno alternativo. El globalismo, Soros y China no son los principales motivos para censurar a Sánchez ni las mayores preocupaciones de los españoles. Segundo, porque declinó buscar puntos de consenso con otros partidos para buscar sus apoyos y apostó por evidenciar que están completamente aislados en el Parlamento. Si esto no es un cordón sanitario se le parece. Y tercero, porque los ataques de ayer parece que han logrado recoser la entente de la investidura de Sánchez. No tienen reparos, ni rubor, en escenificarlo PSOE y Unidas Podemos, que ayer mismo firmaban un manifiesto contra VOX bajo el título En favor de la democracia junto a otros ocho partidos, entre ellos Bildu, ERC, CUP y JxCat. 

La única opción a ese Gobierno la representa el PP, insiste Casado. Hoy tiene la mejor oportunidad para demostrar lo diferente que es de Vox. Y eso es lo que le están pidiendo los pesos pesados de su partido. Cuando el PP ha gobernado lo ha hecho desde el centro y se ha dado un batacazo estrepitoso en las urnas cuando ha intentado imitar el tono duro de Vox. Ante sí tiene la mejor ocasión para demostrar con palabras y hechos esa vuelta al centro.