La Roda: ¿Ese lugar de La Mancha?

Ana Martínez
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Con un conjunto histórico-artístico envidiable, la situación estratégica de La Roda ha sido clave para la modernización y dinamismo del municipio

Miguel Sánchez Picazo y Toñi Escobar pasean por la avenida Ramón y Cajal, centro neurálgico de la localidad. - Foto: Rubén Serrallé

Desde lo alto Chinchilla, se ve La Roda... reza una de las coplillas de las Manchegas de Albacete. Porque La Roda se distingue en el horizonte de la comarca gracias a la torre de la iglesia de El Salvador que, con 60 metros de altura, es conocida como el Faro de la Mancha, debido a que el templo se encuentra ubicado en lo más alto del municipio, coronando un casco histórico declarado conjunto histórico-artístico en 1973.

Hablar de ruralidad en La Roda es poco acertado. Es de los pocos municipios de la provincia de Albacete que no puede incluirse en la España vaciada. A diferencia de la mayoría de localidades, La Roda lleva años incrementando su padrón, después de la crisis de 2008 que fue nefasta para todos los pueblos. La Roda goza de mucha urbanidad. En su casco urbano, especialmente en su trazado más moderno y contemporáneo, nada ni nadie puede detectar que se trate de una población rural, gracias fundamentalmente al activismo y dinamismo de su población, a un importante tejido asociativo, tanto deportivo como cultural, a su comercio local, a su hostelería, a sus vigorosos polígonos industriales y a sus famosos Miguelitos.

Pero más allá de la actividad laboral, productiva y social, La Roda ofrece un casco antiguo digno de figurar en las mejores guías del turismo histórico y arquitectónico. Miguel Sánchez Picazo, miembro del Instituto de Estudios Albacetenses y durante muchos años profesor de Historia en la Universidad Popular de Albacete, descubre la relevancia de la monumental iglesia de El Salvador:«Es de las principales iglesias columnarias de la provincia», destaca Miguel, cuya infancia transcurrió en la localidad rodense: «Mis recuerdos más antiguos son de La Roda, siempre me gustó este pueblo, a él me siento muy vinculado», afirma este madrileño de nacimiento.

Menciona el altar churrigueresco del templo, así como la pintura que sobre la adoración de los Reyes Magos dejó sobre el lienzo Lucas Jordán, junto a las cinco capillas que se distribuyen desde su nave central, entre las que resalta la capilla de la Purísima por ser la única primitiva. Descendiendo por las escalinatas de la iglesia hacia la Plaza Mayor se puede contemplar la conocida Esquina de Alcañabate, una extraña pieza renacentista que se encontraba en la fachada de enfrente y que fue trasladada, gracias a la primera escuela taller del municipio, a un edificio que hoy acoge la residencia de mayores Virgen de los Remedios.

«Antiguamente, La Roda era eminentemente agrícola; hoy es una ciudad industrializada y de servicios». Es la afirmación de Toñi Escobar, archivera y bibliotecaria de La Roda a la que le gusta presumir del millar de alumnos que tiene la Universidad Popular rodense, una de las primeras que se crearon en la provincia, de las dos fundaciones culturales de la localidad y del auge que están adquiriendo los clubes de lectura.

Son promociones made in La Roda que realiza Toñi Escobar mientras camina hacia el Lienzo de Doña Ana, una portada renacentista del siglo XVI que, según cuenta la leyenda, se construyó como convento para la hija de la mencionada, historia no corroborada. Lo que sí se conoce es que fue prisión y hoy es el centro de mayores. Otra casa excepcional, sobre todo por su elegante fachada y por su excelente conservación, es el Palacio del doctor La Encina, canónigo de la Catedral de Cuenca, localizado en la placeta de Wenceslao Lorenzo Roldán o, como se conoce entre los rodense, en las cuatro esquinas, frente a uno de los seis colegios de Infantil y Primaria que se reparten por el término municipal, inclusive uno de educación especial. «Uno de ellos es un antiguo convento de monjas, que se transformó en teatro liceo a finales del siglo XIX y, además, empezó a proyectar películas en los primeros años del cine», relata Miguel Sánchez. La oferta educativa se completa con dos institutos de Secundaria y varios ciclos formativos.

En el casco antiguo de La Roda no podía faltar la Casa de la Cultura, instalada en la conocida como Casa Juan Manuel, en memoria de quien en 1310 concedió el villazgo a la localidad. «Era la mansión señorial de los Arce, también llamada  Casa de las Cadenas», subraya el profesor de Historia.

En su interior, además de la emisora municipal y de la biblioteca, se encuentra el Museo de Antonio Martínez que conserva parte de la colección etnológica de este ilustre rodense, compuesta por más de 600 piezas, cuya parte documental se encuentra custodiada en el Archivo Histórico que, en estos momentos, se encuentra digitalizando los fondos, según relata Toñi Escobar, que destaca del interior de este museo etnográfico la colección de dibujos originales de Benjamín Palencia.

 

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