Ultiman cambios en la movilidad por las Lagunas de Ruidera

Alejandro Gómez
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La Junta probará este verano líneas de autobús y aparcamientos disuasorios antes de aplicar limitaciones al acceso de vehículos

Un ciclista recorre uno de los carriles-bici habilitados en la carretera. - Foto: Rubén Serrallé

La actual es una etapa de importantes cambios en la gestión del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, ese peculiar y valioso humedal conformado por 16 remansos de agua en la confluencia de varios cauces de la demarcación del Guadiana, que forman un único conjunto natural, aunque las decisiones administrativas llevaron a dividirlas en dos términos municipales de dos provincias distintas: Ossa de Montiel (Albacete) y Ruidera (Ciudad Real). 
No ha sido esa la única acción humana que ha influido en el devenir del espacio natural, ya que su condición de oasis en La Mancha lo llevó a ser décadas atrás un escenario más del boom constructivo del despertar turístico español y lo mantiene como una de las zonas de interior preferidas para el baño en época estival. Esa condición tiene, sin duda, algunos efectos positivos para los habitantes de la zona, que dispusieron de oportunidades laborales que no se daban en otros entornos rurales, pero también ha hecho temer por la conservación futura del entorno e incluso por la seguridad de los propios turistas.
Debido a ello, la Junta Rectora del Parque ultima ya medidas que habían venido anticipándose, como la limitación de vehículos dentro del área protegida y la implantación de aparcamientos disuasorios y líneas de autobús para tratar de que los turistas no intenten llegar con su coche hasta alguna de las 10 zonas de baño autorizadas. Se hará «sin prisa», según asegura el director-conservador del Parque, Ignacio Mosqueda, con un periodo de pruebas en este verano y la intención de consensuar las medidas con los afectados.

En esa misma línea ya se introdujeron cambios el pasado año, como la adaptación de las carreteras que atraviesan el parque para incluir dos carriles bici y sendas peatonales, de forma que queda un único carril para ambos sentidos de la circulación y se equipara la velocidad permitida con la de una zona urbana. A ese respecto, Mosqueda señala que «la carretera ha funcionado muy bien, aunque nosotros también teníamos incertidumbre por cómo se iba a comportar el tráfico, pero lo cierto es que la gente va más despacio, puede ir disfrutando del paisaje de las lagunas y los ciclistas también». Además, el representante de la Administración autonómica detallaba que «tuvimos informadores en las zonas de mayor afluencia, avisando tanto de los cambios como de futuras regulaciones, y a un 75% de los consultados les pareció bien o muy bien».

 

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