La memoria de Rommel Fernández todavía permanece vive entre los aficionados del Albacete Balompié, sobre todo en la de los más veteranos, que vivieron aquella temporada 1992-1993 en Primera División, en la que el delantero panameño, que ya gozaba del afecto de la grada, perdió la vida el infausto 6 de mayo de 1993 tras un accidente de tráfico.

Pese a aquel sabor amargo que produjo una auténtica conmoción en la ciudad, no todos los recuerdos son negativos, especialmente por la atracción de un futbolista singular que parecía haber conseguido un hábitat favorable en el equipo blanco, que consiguió su cesión, con derecho de compra, procedente delValencia, que había llegado a pagar 300 millones de pesetas al Tenerife para hacerse con sus servicios.

El mejor día de Rommel Fernández en el Albacete fue precisamente un 3 de enero del que ahora se cumplen 29 años. Era un momento delicado para el club, ya que la marcha del equipo había precipitado la destitución de Julián Rubio al término de la decimocuarta jornada. Tras un partido de transición en el que Mariano Hernán dirigió al equipo blanco (nueva derrota por 2-0 en Sarriá), Víctor Espárrago estrenaba el cargo en el Carlos Belmonte en una decimosexta jornada en la que el Cádiz era el visitante de turno. Y fue el gran día de Rommel.

Tras aquel partido, en el que el Alba recibía a un rival directo por la permanencia, el panameño solo había conseguido un gol en el torneo liguero, una cifra que triplicó en algo más de una hora de juego.

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