Juan Vicente Castillejo se queja de los ataques al cine

Emilio Martínez
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El barrajeño, cuyo corto 'San Roque' va a ir a varios festivales, prepara uno nuevo y una webserie

Juan Vicente Castillejo, durante un acto en Madrid. - Foto: Carlos Paverito

«Yo no veo cine español, porque es muy malo». Es, desgraciadamente una frase muy extendida entre un determinado público que presume de ello, un remoquete que indignaba al gran José Luis Cuerda. Como lo sigue haciendo con otro paisano de las artes audiovisuales en general, y el cine en particular, en forma de cortos y otros trabajos, y que coincide con ese enfado del «maestro Cuerda», como lo califica. Pongamos que se habla/escribe de Juan Vicente Castillejo, quien rechaza esta «injustísima opinión que tanto daño hace al Séptimo Arte». Porque el barrajeño, que más allá de su trabajo en la productora y distribuidora Bteam Pictures -una firma que colecciona varios premios Goya, como líneas abajo se puntualiza- , se encuentra en la actualidad en varios creativos proyectos propios una vez que la pandemia empieza a remitir, y sale en defensa de nuestra cinematografía «plena de talento en todos los sentidos», cual explica a La Tribuna.

Más allá de tan temerarias e injustas opiniones, Castillejo profundiza en un aspecto en el que encuentra «básicamente un problema de educación y cultura». Que, también por desgracia, se circunscribe a determinadas gentes y partidos políticos que atacan una industria porque unos cuantos destacados personajes se han metido con ellos. «Pero cómo en todas las industrias y tantas otras cosas la diversidad ideológica es sumamente amplia». Dentro de esas sesgadas posiciones contrarias y despectivas para la cinematografía patria hay otro remoquete al que se agarran sus contrarios, el de las subvenciones que tiene el mismo. O que creen que tiene, porque las cifras y los datos exactos lo desmienten.

«Las ayudas del cine en España son de 56 millones de euros, una cantidad ridícula comparada, por ejemplo, con países de nuestro entorno que las multiplican por diez, como Reino Unido con 500 millones, Italia con 540 y Francia que totaliza 676». Después entra al trapo porque a veces cuando airea estos números le señalan a Estados Unidos «pero allí su cine también está subvencionado tanto directa como indirectamente». En definitiva, cual resume, que no entiende cómo pueden atacar «a una industria que genera miles de puestos de empleos directos e indirectos, y por cierto, casi nadie se queja de los millones con los que riegan a las eléctricas o al rescate de los bancos».

Otra de los asuntos candentes, ya al margen de polémicas, sobre nuestro cine es la de la competencia de la gran pantalla con las nuevas tecnologías que permiten ver películas tranquila y cómodamente en casa, bien por la televisión o incluso en los móviles. Sin embargo, nuestro paisano, como manifestó el pasado sábado en su participación –mostrando, además de sus conocimientos,  su empatía, simpatía y capacidad didáctica- proyectando La comunión de la nena, el corto con el que debutó, en el ciclo mensual de cortometrajes de la Casa Regional hechos por gente castellano manchega, no ve tanto peligro. «No creo que el cine tenga perdida la batalla frente a las plataformas. Son diferentes formas de consumo, porque nada es comparable a asistir a una sala a oscuras y con una gran pantalla».

No obstante, estima que sí hay una crisis porque los consumos están cambiando y nos hallamos en un momento en que la gente ha dejado de ir a ver películas independientes. «Los datos también nos dicen que las películas comerciales como Spiderman están arrasando y rompiendo récords. Aun así hace un par de semanas se estrenó una película japonesa, Drive My Car, de tres horas que está llenando las salas». Él mismo, tras añadir que hay otros factores, se pregunta por cuál es la fórmula y se responde que nunca hay una clara pero es menester fijarse en lo que se va haciendo para trazar ese camino y que se vuelva a ver cine independiente en las salas. 

Premios Goya y Oscar. Una fórmula que al menos en lo que se refiere a premios sí que ha encontrado la firma en la que Castillejo, al margen de sus trabajos con los cortos, lleva varios años faenando. Porque, cual presume, igualmente con datos irrebatibles Bteam Pictures no sólo seleccionó para distribuir la película danesa de Thomas Vinterberg, Otra ronda, sino que con ella acaba de ganar el reciente Goya al mejor film europeo. 

Un galardón que se suma a los cabezones que se llevó el año pasado Niñas, de la debutante Pilar Palomero, a la Mejor Película Española, que también sumó el de Mejor Fotografía, Mejor Guión Original y Mejor Dirección Novel. Y que es menester, justo y necesario unir a otros éxitos en taquilla y en diversos galardones con El olvido que seremos, la última de Fernando Trueba; Entre dos aguas, de Iñaki Lacuesta; La hija de un ladrón, de Belén Funes. Sin olvidar que El agente Topoco, de la directora Maite Alberdi, se metió el año pasado entre las cinco finalistas al Oscar a Mejor Largometraje Documental.

Pero volviendo a la trayectoria de Juan Vicente, al que no le importa confesar que de modo particular y para su faceta creativa le vinieron bien los largos meses de paralización debida al obligatorio confinamiento en la pandemia -«después de tres años en una especie de falta de ideas y sin un proyecto propio, aproveché esos momentos de estancamiento laboral», admite-  y, retomó la escritura.

Por lo que ahora, junto a diversas y variados trabajos y colaboraciones tipo freelance, está volcado a la vez en dos de esos proyectos. Uno de ellos muy adelantado con varias grabaciones, aunque todavía le restan muchas, porque va a alargarse unos meses y que podrá verse en forma de webserie bajo el título de La gracia editado por capítulos. Cuenta ya con el apoyo seguro de la Diputación de Albacete -a la espera de algún otro como el del Ayuntamiento de Barrax- y también con la Asociación Paraíso, de Barrax, de la que es presidente.

Y con la que años atrás organizó un festival de cine en su localidad de nacimiento de la que salió a los 15 años primero a Albacete y luego a Madrid, donde se licenció en Comunicación Audiovisual y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos amén de otros estudios y másteres específicos como el de Gestión Cultural y Liderazgo, por el mismo centro universitario, y el de Distribución Audiovisual por la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM),  con los que adorna su brillante expediente académico.

Y, por otra parte, con un original cortometraje, Los treinta (no) son los nuevos veinte, que, a diferencia de La comunión de la niña -que tendrá una continuación con La boda de la niña-, define como «una ficción pura y dura», y para el que el próximo martes  día 1 va a lanzar un crowfounding en busca de financiación. Eso sí, siempre en todos sus trabajos hay un denominador común: lo mucho de albacetense y manchego que tienen siempre, escribir de lo que sabes y conoces: «Lo mejor que podemos hacer es narrar lo que llevamos dentro».