Editorial

La Hermandad de Donantes cumple 50 años de altruismo

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Los valores humanos de los donantes deberían estar más presentes en la sociedad y se debería valorar mucho más a este colectivo

Desde que surgió la Hermandad de Donantes de Albacete allá por el año 1971, la sociedad es un poco mejor. Los inicios de este colectivo no fueron fáciles, pero sus precursores consiguieron sacar adelante un proyecto que pone de relieve uno de los valores más importantes de una sociedad: el altruismo hacia el prójimo. Comenzaron con 500 donaciones de sangre el primer año de vida y hoy están en 17.000, una evolución muy positiva que permite que los centros hospitalarios de la provincia puedan salvar vidas a diario. Tal es el grado de compromiso de sus más de 72.000 socios, que Albacete tiene uno de los índices de donación de sangre más altos del país. Esta circunstancia permite que la sangre albacetense abastezca a otros hospitales de la región y del resto del país.

Pero el camino no fue fácil y durante estas cinco décadas los presidentes que estuvieron al frente de la Hermandad de Donantes tuvieron que sortear innumerables obstáculos, pero la ilusión y las ganas de trabajar pudieron con todos problemas para llegar a ser una referencia de funcionamiento en España.

Hoy, hay días en los que el Centro de Transfusión puede gestionar 120 donaciones, lo que es una cifra considerable, que revela la buena salud que tiene la Hermandad de Donantes en la actualidad en la provincia.

Las hermandades de donantes de sangre son un colectivo fundamental para el sistema sanitario español. Sin ningún afán económico, reúnen a aquellas personas que de forma altruista ceden su sangre para un sinfín de actuaciones sanitarias, no sólo para operaciones quirúrgicas, que puede ser lo más visible. Por eso, hay que valorar a cada uno de los donantes que son asiduos al Centro de Transfusión. Son los verdaeros estandartes del amor al prójimo sin importar ideologías. En definitiva, el acto de donar es el de contribuir a que la sociedad sea más humana y el bienestar del entorno aumente, sin conocer a quien se beneficia.

Los valores humanos de los donantes deberían estar más presentes en la sociedad y se debería valorar mucho más a este colectivo. Sin las hermanadades de donantes, un movimiento que comenzó en España en la segunda mitad del siglo XX, hoy correría riesgo buena parte del sistema sanitario. Al acostumbrarse a la existencia de un stock de sangre suficiente, parece que fuera una obligación, pero hay que recordar que la donación de sangre es un hecho voluntario, altruista, nadie está obligado a hacerlo, por lo que hay que destacar y apoyar a este colectivo que desde el anonimato contribuye al bien común.

Este año la Hermandad de Donantes de Albacete cumple 50 años con una extraordinaria salud, esperemos que siga así, por el bien de todos.