Domingo Henares

Domingo Henares


Remedio de soledad

26/09/2021

Parece que en este tiempo nos van a pasar todos los males del mundo. Y, sin estar recuperados del implacable virus mortal que nos toca vivir, llega imparable y exterminador por donde pasa el río de lava que va formando el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma. Como si algún demonio se hubiera dejado de par en par las puertas y ventanas del infierno, de cuya existencia ya nadie duda, porque a la vista está. Y seguimos sin saber, en este caso, lo que nos pasa debajo del suelo que pisamos. Con la única ventaja que tenemos de ser espectadores, bajo la carpa del cielo, de tanto desajuste y muerte como produce un volcán en erupción junto a la vida del hombre, de los animales y de las plantas, de todas las casas edificadas con el material de los sueños. Solo alguna fotografía valdrá para el recuerdo.
 Frente  a tanto dolor, tiene el hombre sin embargo una prerrogativa que lo hace distinto al resto de los animales de la Tierra. Pues ¿qué sería de la soledad de un volcán, en el universo, sin la presencia del hombre que deja constancia de lo ocurrido nada más que al verlo? Como se olvida de parpadear el vecindario de las estrellas si no hay un hombre que va y las mira. Y esa luz que se expande sin límites por los espacios infinitos, tan inútil y absurda hasta que un niño abre sus ojos cuando llega la mañana.
  Decididamente, el hombre tiene la misión de remediar la soledad de todo cuanto nos rodea, con su frente bien alta. El hombre sucesivo y hereditario, a mitad de camino de dar sentido a cuantos seres se quedarían solos eternamente. Si él no asiste.