Es lo que tiene haberse ganado a pulso un largo historial durante una trayectoria de más de un cuarto de siglo. Es lo que tiene, también, haber sido pioneros en lo que por aquel entonces empezó a conocerse como indie. Un calificativo que le cuadra a la perfección a Chucho y que «ahora ya se aplica a todo, todo el mundo es indie, hasta a Raphael», cual comenta con humor su fundador y líder, Fernando Alfaro. El caso es que el grupo goza de un enorme cartel en todas partes en general y muy en particular en Madrid. No es de extrañar, pues, que con su magnífico directo hayan conquistado nuevamente la capital de España. Aconteció en su reciente concierto en la prestigiosa sala rockera El Sol -en la que sólo hacen el paseíllo músicos de un altísimo nivel tanto en sus discos como en su actuaciones en vivo-, que sirvió de presentación de su última grabación, Corazón roto y brillante, y en la que, repleta de público, se apuntaron otro enorme éxito.
Este concierto que se programó, dentro de uno de las citas de música más importantes de nuestro país, el festival de invierno Inverfest, con fecha del pasado 21 de enero, hubo de aplazarse por el ya clásico asunto de la pandemia, que repuntó por esas fechas. A diferencia de otras de las actuaciones previstas en este ciclo que se suspendieron definitivamente, la organización, consciente del tirón que tiene Chucho, ya avisó, tanto al grupo como al público que ya disponía de su entrada y al gran número de medios de comunicación que lo cubren año tras año, de que el concierto quedaba para más adelante pero que se iba a celebrar.
Incluso con una pequeña ventaja ahora, ya que el inicial iba a tener lugar en el Teatro Infanta Isabel, que suele prestar su escenario para Inverfest y algún otro festival, lo que obligaba al público a estar en su butaca sentado, «que no parece lo más lógico con el rock», como precisa Alfaro. Sin embargo, ya en El Sol fue distinto, pues como no hay casi asientos -que incluso suelen quedar vacíos porque los asistentes prefieren estar de pie, batir palmas, moverse y bailar-, y se puede disfrutar a tope de cada concierto. Cual ocurrió con los albacetenses, pues su actuación les llevó a los afortunados espectadores, que llenaron a rebosar este lugar, a hacerlo de manera voluntaria al ritmo de sus canciones.
Muchas de las cuales fueron coreadas en sus estribillos, incluyendo las de este último álbum a pesar de que no hace mucho tiempo que salió a la venta y que fue la base del recital con temas, entre otros, como Feria animal, La carretera de la costa, La ambulancia y el dolor, Sombra lunar y la que da título al álbum.
Quizás para sorpresa de los propios músicos, Fernando Alfaro (guitarras y voces), Javier Fernández (percusión) -por cierto los dos miembros que, junto a Juan Carlos Rodríguez (habitual en los teclados) que fundaron el grupo en 1996-, Darío Garrido (bajo) y Jordi Satena (guitarra y teclados). En esta ocasión Juan Carlos, que desde algunos años reside en Inglaterra y que desde allí se iba a desplazar expresamente, no pudo hacerlo ahora por razones profesionales.
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