Se acerca el tramo más importante de la temporada y el Real Madrid recupera a la línea defensiva que le llevó la pasada campaña a un histórico doblete de Liga y Champions, después de la recuperación completa de David Alaba, muy mermado por problemas físicos este año, y Ferland Mendy. 

El mejor momento del cuadro merengue de este curso se podría ubicar en el clásico que sacó adelante en la primera vuelta del campeonato doméstico en el Santiago Bernabéu, en el que ganó al Barcelona (3-1) con autoridad y con la sensación de haber podido cosechar un resultado mayor.

En aquella cita, Ancelotti colocó en la zaga a sus hombres de confianza, con Carvajal, Militao, Alaba y Mendy, y estos rindieron a un gran nivel para destacar al combinado de Chamartín en lo más alto de la clasificación.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la versión mostrada en LaLiga ha empeorado mucho, sobre todo en lo que a guarismos defensivos se refiere, algo que se puede explicar por la gran cantidad de contratiempos que ha experimentado el entrenador en esa demarcación.

La derrota contra el Rayo en Vallecas (2-1) fue el último duelo en el que el transalpino dispuso en el once titular a sus zagueros de más confianza. Desde entonces, el Madrid ha afrontado sus compromisos más importantes con jugadores fuera de posición o con futbolistas que habían comenzado la temporada como suplentes.

Alaba, Rüdiger, Militao y Carvajal fueron los elegidos para salir contra el Liverpool en Anfield en la ida de octavos de la Liga de Campeones. Diez días antes, en la final del Mundial de Clubes ante el Al-Hilal, Eduardo Camavinga apareció en el lateral izquierdo, quizá la ubicación que más problemas le ha presentado a Ancelotti en esta 22/23.

Durante este período de contratiempos, el preparador transalpino se ha sacado de la chistera varias soluciones de emergencia para paliar ausencias destacadas, sobre todo las de Alaba y Mendy, que han sido las más recurrentes.

Los 'comodines'

Esta situación ha beneficiado a dos jugadores por encima del resto. Camavinga halló su espacio en el equipo inicial en la banda izquierda antes que en el pivote. Como lateral, el francés se ganó la confianza de su entrenador para después brillar en su posición natural y discutir a Aurelien Tchoauméni.

El ex del Stade Rennais también ha tenido la oportunidad de ir convocado con su selección, en la que Didier Deschamps le ha incluido no como centrocampista, sino como un futbolista de banda en la zaga.

Una situación muy similar ha vivido Nacho Fernández, que en la primera vuelta miraba los partidos desde el banquillo, meditando seriamente su salida a final de temporada, cuando se termina su contrato, y ahora se ha convertido en un indispensable -quizá siempre lo fue- por su capacidad de rendir notablemente en cualquier demarcación de la línea defensiva.

El español había disputado solo 141 minutos en LaLiga antes del Mundial, mientras que tras la reanudación de las competiciones acumula 782. 

Ahora, Ancelotti tendrá que decidir si da continuidad a los que no le han fallado en los momentos de apuro o confía en su guardia pretoriana.