Un nuevo problema viene a sumarse en las residencias de ancianos de la región en la lucha contra el coronavirus y el aislamiento. Se trata de la falta de enfermeras para atender a los mayores. Durante los últimos días, el Sescam ha intensificado la contratación de este tipo de profesionales. De hecho, hay incluso llamamientos en las redes sociales. Y lo primero que ha hecho el Servicio de Salud es tirar de su bolsa de enfermeras.

Este hecho ha tenido un efecto secundario que puede ser igualmente negativo. Muchas de las enfermeras que están trabajando en los centros de mayores, que ya de por sí tienen la plantilla ajustada, han dejado su puesto para ir al Sescam. No solo es que allí el sueldo sea mayor, sino que en el caso de desoír la llamada, les penalizan quince meses sin poder trabajar en el Sescam. A pesar de eso, hay profesionales que se están quedando  «por responsabilidad», pero no todas pueden afrontarlo. El problema es que si antes del coronavirus las residencias ya se topaban con esta situación, podían sin problema contratar nuevas enfermeras. Pero ahora no hay en el mercado, todas están acudiendo a la llamada del Sescam.

El resultado de todo esto es que en algunas residencias de la región, al no poder reponer enfermeras, están seriamente preocupados por el servicio que puedan dar a sus mayores. De momento, están reformando planillos e incrementando el trabajo a las enfermeras disponibles, a pesar de que saben que las están sobrecargando. Pero se temen que la salida de profesionales no ha cesado.

El trabajo de estas profesionales va desde poner una insulina, a programar la medicación de los mayores,  la cura de úlceras y heridas o la medición de tensión. «Lo básico  en un abuelo para que esté bien es que medique». Sin ellas, las residencias no tendrán el personal adecuado para hacer estas funciones. Se lamentan responsables de estas que podrían pasar hasta sin un médico, porque los podrían tener a distancia, o acudir del centro de salud, «pero si me quitan las enfermeras, me quitan sin equipo sanitario, no puedo medicar a mis abuelos, no los puedo cuidar; no va a ser el problema el Corvid, mi problema va a ser una úlcera infectada o alguien con saturacion por debajo de setenta».

La única respuesta que les va a quedar a las residencias, apuntan desde estas, va a ser comenzar a derivar abuelos a los hospitales por patologías que, hasta el momento, sus enfermeras tenían controladas. Son 27.000 mayores en residencias de la región.

Y no es el único problema que ven en las residencias con esta situación. Dada la situación actual, si tienen suerte y pueden contratar una persona de fuera, «a lo mejor ha estado trabajando en el Sescam o en otra residencia; estoy haciendo una contaminación, porque todo el personal nuevo que entre es un problema, pueden venir infectados de otro entorno sanitario».

Quejas. Responsables de centros de mayores consultados por este diario han lamentado, en primer lugar, que el Sescam llame indiscriminadamente a enfermeras de su bolsa de trabajo, sin tener en cuenta o no que estén trabajando. «Si queremos poner el foco en las residencias y hemos cogido muchísimo dinero para ellas, ¿dónde está ese cuidado? Lo primero que tienen que hacer es no tocarnos», apunta un responsable, que se pregunta para qué les van a dar dinero, «si no tengo enfermeras».

Según ha tenido conocimiento este diario, responsables del sector ya han derivado la queja a la Junta, no solo por las enfermeras, sino también por las auxiliares. Están tratando de batallar con la administración regional, «para que no nos toquen».

Además, varios responsables de residencias se han puesto en contacto con la Universidad de Castilla-La Mancha para solicitar estudiantes de último curso. Al parecer, está programado que puedan acudir, pero están a la espera de por parte del Gobierno regional den permiso.