Un refugio que pudo servir para cultivar champiñón

A.D
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Antonio Selva hablará hoy, a las 20 horas, en el salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento sobre la infraestructura de la Plaza del Altozano

Antonio Selva Iniesta, director del IEA. - Foto: José Miguel Esparcia

El salón de Plenos del Museo Municipal acogerá hoy, a las 20 horas, una nueva charla del ciclo El Altozano, la plaza de nuestra historia. Antonio Selva Iniesta, historiador y director del Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel (IEA) hablará sobre Refugio del Altozano, testigo de la muerte que llega del cielo.

Antonio Selva, que ha publicado varios estudios sobre este refugio, adelantó a La Tribuna de Albacete que, «prácticamente, no se llegó a utilizar durante la Guerra Civil, si acaso, muy hacia el final, con las últimas alarmas. Del refugio, en abril de 1937, hay un informe que dice que las obras están paralizadas, aunque sí habían zanjas, y la primera vez que aparece descrito como terminado es en la Memoria del arquitecto municipal de junio de 1940».

La estructura, concretó Selva Iniesta, «no creo que hubiese sido viable siquiera, porque está construido con fábrica de ladrillo y mortero, de cemento de 14 centímetros de espesor en todo su paramento, relleno de hormigón armado, con cubiertas de protección que constan de una losa de 90 centímetros de espesor y dos de 30, de hormigón armado, intercalada con capas de tierra».

Recordó el director del IEA que en enero de 1937 se habla de muchas zanjas, 38 recogidas, pero refugios «en abril de 1937 los hay en el Hospital, las eras del Asilo, las eras de Santa Bárbara, Pablo Iglesias, San Juan, luego, plaza de las Carretas o frente a la cárcel, también los hay construidos por los ferroviarios en las proximidades de la Estación y muy poco más».

Así, advertía que en los momentos de bombardeos más importantes, 2 de enero de 1937 y 19 de febrero de ese año, no se utilizó el refugio del Altozano y los planos, que están muy bien hechos, «llevan fecha de noviembre de 1970  y es que al acabar la guerra, continuó el mantenimiento, en los años 40 y 50, por el peligro inicial de que España fuese invadida por las  potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, entonces, en el plano que se conserva del refugio del Altozano pone Plaza del Caudillo, una cosa curiosa. En 1953, más o menos, eso queda en desuso y se cede, como otros, a una persona para que cultive champiñón, a Laurentino González García. Eso se lo da la Jefatura Provincial de Defensa Pasiva y al frente de la misma estaba el gobernador civil».

En esa comunicación a Laurentino González, confirmó Antonio Selva, «es de 7 de junio de 1953, donde se numeran los refugios, entre ellos el del Altozano y ese fue el último uso conocido de ese refugio, para cultivo de champiñón, y por lo visto llegó a cultivarse, no en este solo, en casi todos, unos 27».

  Destacó Antonio Selva, «que este del Altozano, tiene otra singularidad, y es por lo que yo bajé, ya que Luis Guillermo García-Saúco opinaba que eso fue la cripta del Convento de las Justinianas. El Altozano, como explicaré en la charla, tiene dos niveles de altura, el más bajo, frente al Ayuntamiento viejo, es la primitiva Plaza del Altozano, sin embargo, arriba, donde está la fuente hay un desnivel que se ve perfectamente, entonces ahí estaba el Convento de las Justinianas, que con la desamortización pasó a ser sede de la Delegación de Hacienda. Los conventos normalmente tenían su huerto, más o menos grande, en este caso en ese huerto se construyó la Delegación de Hacienda, la actual y el edificio de Correos y el retablo del convento, parte, se llevó a la Purísima. Cuando hicieron el vaciado de lo que es el refugio,  encontraron huesos, por eso la idea de Luis Guillermo García-Saúco es que era la cripta, de ahí que me invitase a bajar y comprobar cómo estaba entonces».

Dijo Selva que apenas había estudios sobre los refugios, aunque en los años 80, concretamente en 1986 encontramos un artículo de José Antonio Domingo y Miguel Nieto, a raíz de las obras en el nuevo Ayuntamiento, «porque ahí estaba la Casa de Socorro y habían también refugios, en el cerrillo de San Juan». 

Reapertura. El refugio del Altozano se reabrió, dijo Antonio Selva, «el 19 de febrero del año 200, se cerró por las humedades y luego fue reabierto el 30 de enero de 2007, como Centro de la Paz, con asistencia en aquella ocasión e Federico Mayor Zaragoza, el director general de la Unesco, y permaneció varios años abierto, hasta que se volvió a cerrar el en diciembre de 2011».

También se habilitó como oficina de turismo, concretó el director del IEA, «en una de las entradas, tenía cuatro. Ahora, en las obras, como hemos comprobado, en la excavación para hacer accesible el refugio, con un ascensor y aseo, en ello están, se ven parte de los muros de lo que era el antiguo Convento de las Justinianas, y no se ha hecho ninguna intervención, pero terminaré diciéndote que el refugio del Altozano es el más singular de todos. Si la rehabilitación, finalmente se termina, daría a la ciudad, un atractivo más, entre los pocos que tiene ahora».