«Tenemos un bonito proyecto sobre la calle Ancha»

Antonio Díaz
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Miguel Ángel Gallardo está de enhorabuena. El actor y director acaba de regresar de Las Palmas de Gran Canaria, donde ha participado en un homenaje y solo hace unos días se alzó con el premio en el trigésimo octavo Concurso Nacional de Charlatanes.

Miguel Ángel Gallardo, actor. - Foto: Arturo Pérez

Miguel Ángel Gallardo está de enhorabuena. El actor y director acaba de regresar de Las Palmas de Gran Canaria, donde ha participado en un homenaje y solo hace unos días  se alzó con el premio en el trigésimo octavo Concurso Nacional de Charlatanes. El cómico comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones. 

¿Cómo surgió ese viaje a las Palmas de Gran Canaria?

Yo he trabajado muchas veces con una compañía de allí, Profetas de mueble bar,  la compañía puntera de todo el archipiélago, con producciones teatrales extraordinarias. Compartí con ellos dos montajes, Gorditas, y otra obra fue Las Criadas, de Genet, donde yo hacía La Señora, sacando digamos el femenino-masculino que todos llevamos. El director del grupo, Juan Ramón Pérez, falleció y todas las compañías le rindieron un homenaje. Me llamaron y participé con escenas de diferentes obras. En este caso, elegí La Señora, sin amaneramientos, como diría Genet. Lo hice el día 24 de enero, en el Teatro Guiniguada, un teatro en el yo había actuado ya, igual que lo hice en el Pérez Galdós, del arquitecto Francisco Jareño.

¿Trabajó mucho en Canarias, en Las Palmas?

Sí, he ido muchas veces a Las Palmas, he impartido cursos y he hecho giras con esta compañía. Juan Ramón Pérez era un director muy conocido. Yo los traje aquí cuando fui programador, con un espectáculo infantil que hicieron, fantástico. También traje otras compañías Canarias y tengo muy buena relación con ellos. Ese homenaje fue muy emotivo y participó mucha gente, también la SGAE. 

Un año que comienza con mucho trabajo.

Sí, además estoy muy contento porque ya hay ciertos ámbitos legales para compaginar pensión con trabajo y eso te da ánimos. Próximamente, en colaboración con Antonio Campos, hacemos el Entierro de la Sardina, el 22 de febrero, en la Plaza del Altozano. Luego, tenemos un bonito proyecto, difícil y apasionante, sobre la calle Ancha, que he titulado Calle Ancha: Memoria de un largo paseo. Una idea que se le ocurrió a Ramón Bello Serrano y estamos preparando una obra sobre personajes eminentes que pasearon o pasaron por la calle Ancha, con los nuestros también, por supuesto. Además tengo un tercer montaje, con el pianista Fernando Lázaro, que está ya apuntalado, es un recital performance de poesía. Lo de la calle Ancha está en proyecto y lo que haré con Fernando es Un pie en el laberinto, a falta de concretar fechas. Además me voy a Cádiz a hacer Bohemia maldita, que será 9 y 10 de marzo. 

Con otro premio reciente.

Claro, cuando un actor trabaja en el Teatro Circo, en la arena de Mérida o en un garito, encima de una caja de cerveza, de pronto te llaman los charlatanes para que participes en el certamen, en el que ya había estado y había ganado ya, en 2009 y 2010. Yo este tema de los charlatanes ya lo hice en aquella sala de teatro que se llamaba El Gayo Vallecano, que la dirigía Juan Margallo, que me pidió que me inventase un charlatán, conocí a Ramonet, muy famoso, que vencía mantas. Fue él el que me empezó a invitar a los festivales que hacían, nacionales e internacionales. Este año, mientras estaba preparando de Genet a Berthold  Brecht, salté a lo que es tener un objeto y ponerle un texto que sea gracioso. Total, que   me fui este año otra vez a Ohiruela, Alicante, al trigésimo octavo Concurso Nacional de Charlatanes, el 15 de enero y me he traído el premio, con mucha alegría. Se presentaron nueve charlatanes auténticos;  yo también lo soy, pero lo que llevé fue otra cosa, no para venta claro e hice lo que considero  que hacía un charlatán, que eran un poco actores, coger un objeto y ofrecerlo, siempre con humor, gracia  e inteligencia psicológica; era una acción teatral. Este año me llamaron y salí el último, con un enchufe y dos cables, un estuche para las gafas, durísimo, la famosa cartera y con un homenaje a los Ramonet y sus mantas con placa solar.