La procesión del Encuentro cuya celebración estaba prevista la Plaza de Gabriel Lodares cerró con brillantez el ritual de la primera Semana Santa que se celebra en Albacete sin restricciones. Todo funcionó como un reloj bajo un sol deslumbrante, salvo por un detalle: que el Encuentro no se produjo en la Plaza de Gabriel Lodares, como estaba anunciado, sino a la altura del cruce entre Teodoro Camino y la Avenida de España, situado a 100 metros de distancia.

El lugar elegido hizo que el Encuentro en sí ganase en vistosidad, ya que había más espacio para que los pasos procesionales del Resucitado, de la Magdalena y de Nuestra Señora del Mayor Dolor pudiesen representar el momento en que Madre e Hijo se vuelven a ver, pero pilló con el paso cambiado a bastantes fieles que habían cogido sitio en la Plaza con anterioridad y que tuvieron que buscar acomodo en las aceras más estrechas de la zona elegida, lo que causó algunas incomodidades y algún breve apretón para tener una buena perspectiva.

Por lo demás, la procesión transcurrió sin grandes novedades, y poco antes del inicio del rito, a las 11 y media de la mañana, ya se esuchaba un rumor de tambores por las principales calles del centro de la ciudad.

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