Estado y Junta protegen el patrimonio arqueológico

E.F
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La aparición en Francia de varias piezas expoliadas en Albacete y Ciudad Real devuelve al primer plano la cuestión de su seguridad

Material incautado por la Guardia Civil en la operación Al-Hadra. - Foto: G.C.

La reciente localización en el Museo Arqueológico Nacional de Francia de 16 pinturas prehistóricas procedentes, entre otros lugares, de las provincias de Albacete y Ciudad Real  ha vuelto a poner de actualidad la cuestión de la protección del rico patrimonio arqueológico de esta parte de España.

Durante décadas, Albacete ha cargado con el 'sambenito' de ser una provincia sin historia. Basta con darse un paseo por el Museo Arqueológico Nacional de Madrid o por el propio Museo de Albacete para comprobar que es justo al revés, especialmente en lo tocante a la Prehistoria y la Historia Antigua.

Por citar solo unos pocos ejemplos entre muchos posibles, la provincia de Albacete posee un número sorprendentemente alto de yacimientos del estilo denominado Arte Rupestre Levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en torno a localidades como Alpera, Letur, Minateda (Hellín), Nerpio o Socovos.

Incluso tiene yacimientos que 'saltan' del Paleolítico al Neolítico,  como la Cueva del Niño, en Ayna.  En cuanto a la Antigüedad, los hallazgos en lugares como Montealegre del Castillo, Chinchilla o Abengibre sitúan en esta tierra uno de los núcleos fundamentales de la Cultura Ibérica.

También cabe citar el abundante legado que Roma dejó tras de sí, tal y como atestiguan los asombrosos mosaicos en el Museo Provincial en el Parque de Abelardo Sánchez o los parques arqueológicos del Tolmo de Minateda y de Libisosa (Lezuza), ese último recién aprobado por el Consejo de Gobierno.

impunidad. Quienes siempre han tenido claro que Albacete es un filón para la arqueología son los que hacen negocio con el saqueo de las riquezas que atesora su subsuelo. Un tipo de delincuentes que actuó durante mucho tiempo con impunidad en España, según los informes de las propias autoridades.

Desde la promulgación de la Real Cédula de 1803 bajo Carlos IV, el criterio legal que se aplica en España a todo hallazgo es muy claro: todo lo que se encuentra tiene que acabar en un Museo, no hay excepciones. Otra cosa bien distinta es conseguir sancionar a los infractores, esto es, a los saqueadores.

Entre 2001 y 2003, la Guardia Civil desarrolló dos operaciones en Castilla-La Mancha que marcaron un antes y un después en la persecución de estos delitos: la Operación Cerro Gil, que se desarrolló en Puebla del Salvador (Cuenca) y la Operación Pozo Moro, que tuvo lugar en Pozo Cañada (Albacete).

En ambos casos, más que alijos, la fuerzas del orden se incautaron  de auténticos museos privados: en el primer caso, de 2.500 piezas correspondientes a las culturas fenicia, ibérica y romana; el segundo fue igual de grande, 2.500 piezas de valor paleontológico y arqueológico procedentes de Albacete, Alicante, Madrid y Valencia.

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