Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Votos cautivos

24/10/2022

Recientemente coincidí con un amigo que huía de Venezuela. La mayoría de emigrantes venezolanos huyen del hambre. Mi amigo tenía hambre de libertad de pensamiento. Tras su doctorado en Barcelona, consiguió un puesto tan importante como bien remunerado en el Banco Central (BC) de Venezuela. Nunca logró entender, sin embargo, que un BC debiera estar al servicio del Gobierno, es decir, crear los bolívares requeridos para pagar al creciente ejército de funcionarios y subvencionados. A los políticos, las consecuencias económicas de la multiplicación de la masa monetaria no parecían preocuparles. Bastaba con eliminar ceros de los billetes oficiales. Entre 2007 y 2021 se eliminaron 14 ceros.
La consigna de Maduro era clara (aunque esas cosas nunca quedan escritas): «Cuando en Venezuela haya 10 millones de personas cuyo pan dependa del presupuesto estatal, entonces, y solo entonces, el PSUV podrá dormir sin miedo a las elecciones democráticas».
De vuelta a casa me entraron prisas por hacer cálculos. Si diez millones representan el 36% de la población venezolana, cuántos votos cautivos se necesitarían en un país como España. ?¡17 millones! Segunda pregunta: ¿Cuántos españoles dependen hoy de los presupuestos del Estado? En un informe reciente del Ministerio de Empleo leo que son más de 14 millones si sumamos pensionistas, parados y beneficiarios de ingresos vitales. Si a eso le añadimos los 2,7 millones de funcionarios y los 608.000 interinos, llegamos a la escalofriante cifra de 17,3 millones. 
El lector advertirá, con toda razón, que el cálculo anterior no es correcto. Esos 17,3 millones no han vendido su voto al gobierno de turno. Para conseguirlo, Chávez y Maduro necesitaron mucha ingeniería social. Debieron convencer a los dependientes que su nivel actual de ayudas, el aumento aprobado en el presupuesto y el que se promete para el futuro, solo lo garantiza el partido gobernante. ¡En ello estamos!