6 personajes contra una guerra eterna

Sara Borondo
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Una historia ambiciosa ejecutada de manera impecable por Monolith Soft

6 personajes contra una guerra eterna

Aionios es un mundo duro en el que dos naciones se enfrentan constantemente: Keves, centrada en la tecnología, y Agnus, que utiliza la magia. Durante los únicos 10 años de vida que tienen, los habitantes de cada una de esas facciones se centran en intentar destruir a los rivales para conseguir Éter, la energía vital. Pero para seis de esos habitantes el destino cambia y el jugador les acompañará en esa aventura en la que deben averiguar el porqué de ese enfrentamiento eterno.

Xenoblade Chronicles es una de las sagas de rol japonés más valoradas por la inmensidad de sus mundos -resulta asombroso lo que logra crear Monolith Soft con las consolas de Nintendo-, unos guiones que atrapan al jugador y unos personajes que crecen y evolucionan. En la tercera entrega de la serie se siguen estos puntos claves pero perfeccionando aún más la fórmula respecto a sus ya excelentes capítulos anteriores.

En los combates los personajes desempeñan uno de los tres roles posibles (los atacantes para hacer daño, guardianes para proteger al grupo y sanadores para recuperar puntos de vida) aunque puede acompañarles un séptimo miembro, un héroe. Además, el grupo puede aprender trabajos con los que desarrollar otras habilidades y así combinarlas para crear personajes ajustados a la manera de actuar del jugador. Los enfrentamientos son en tiempo real; los personajes realizan ataques automáticos y el jugador activa las técnicas especiales manualmente. 

Importan los vínculos entre los protagonistas, ya que se pueden fusionar temporalmente por parejas durante los combates para crear un potente Uróboro, un gigante con gran capacidad de ataque. Otro tipo de ataque conjunto incluye a todo el equipo para lograr un multiplicador de daño y se habilita cuando se llena un medidor. Con todos estos elementos, los combates tienen un elemento táctico que los hace variados.

En Xenoblade es recomendable salirse de los caminos y explorar todos los rincones del vasto mundo de juego para descubrir nuevas aventuras que contribuyen al disfrute de este capítulo gracias a unas misiones secundarias con más calidad de lo habitual en el género, lo que lleva a superar las 100 horas de juego casi sin darse cuenta.

Todo ello contribuye a configurar una fantasía que deja poso en el jugador por lo inmensa y atrayente que resulta, sobre todo si se juega en el modo televisor de la consola. Como es habitual, las voces llegan en japonés e inglés pero los textos sí están traducidos a un excelente castellano.

Quienes ya jugasen a los títulos anteriores de la serie ya saben que Xenoblade Chronicles 3 no necesita recomendación, y quienes todavía no lo conozcan pero sientan interés por el rol japonés deben saber que aquí tienen una entrada por la puerta grande y que se pueden adentrar sin miedo, ya que no hace falta haber jugado a los capítulos anteriores para disfrutar el juego.

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