«En Neurología ha subido la presión asistencial»

Teresa Roldán
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Tomás Segura, jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, se incorporar a la Real Academia de Medicina de Castilla-La Mancha

Tomás Segura. - Foto: Arturo Pérez

A sus 55 años de edad, el doctor Tomás Segura, jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y profesor con plaza vinculada en la Facultad de Medicina, suma un nuevo éxito en su brillante trayectoria profesional como médico e investigador, con su incorporación a la Real Academia de Medicina de Castilla-La Mancha. Padre de tres hijos, la mayor médico como el, aunque su futuro apunta a otras especialidades, es el segundo de seis hermanos, uno de ellos, Miguel, urólogo. Si bien sus calificaciones, (acabó con matrícula de honor en el IES Bachiller Sabuco), le hacían candidato para estudiar Medicina, fue el pesar que había en su familia por la muerte su tío, al que un accidente mortal truncó su prometedora carrera de cirujano, lo que finalmente inclinó la balanza para que cursara esta titulación en la Universidad de Murcia. Hizo la residencia en el Hospital de La Princesa, en Madrid, referente en patología vascular cerebral, y completó su formación en el Hospital Trueta de Gerona. Tuvo claro que lo aprendido quería llevarlo a la práctica en su ciudad natal, Albacete, y desde entonces no ha parado hasta convertir su Servicio, y en particular la Unidad de Ictus, en todo un referente regional y nacional.

¿Orgulloso de haber entrado a formar parte de la Real Academia de Medicina de Castilla-La Mancha?

Es algo que me honra y estoy muy orgulloso de que mis compañeros hayan decidido que ocupe un sillón en el área de ciencias fundamentales, por lo que confían en mí no sólo como médico, sino también como investigador. Por ello, junto con mis compañeros de esta sección intentaremos fomentar el área de investigación médica en la región y servir de órgano asesor para lo que nos quiera consultar el Gobierno regional. Además para mí es especialmente satisfactorio el patrocinio que hemos encontrado de la Casa Real, y que nos haya nombrado Real Academia de Medicina, lo que demuestra la seriedad de la institución.

¿El Covid, como ha ocurrido con otras especialidades, ha disparado la lista de espera de Neurología que tradicionalmente no tenía demoras significativas?

Con la pandemia se nos ha disparado mucho, cuando hasta ahora la cosa había estado muy controlada, pero como ha ocurrido con el resto de especialidades, la pandemia ha aumentado mucho las demoras aunque creo que en Neurología estos se ha notado más porque el síndrome postCovid  es fundamentalmente neurológico. Además, a esto hemos de sumar la creciente presión hospitalaria con el Código Ictus regional y la Unidad de Epilepsia, ambas unidades de referencia regional, así como que hayan aumentado por tres las interconsultas hospitalarias. Todo ello ha hecho que nuestra carga de trabajo aumente mucho. El resultado es que estamos colapsados en consultas externas y la única solución es aumentar el número de consultas, para lo cual habría que aumentar el número de neurólogos. Además hay que hacer didáctica con Atención Primaria y explicarles qué casos concretos nos tienen que derivar a especializada. 

¿Su Servicio que es referente regional y nacional está bien dotado de especialistas?

Nuestro Servicio, en mi opinión, es uno de los más potentes de la región y uno de los mejores del país, pero con una plantilla orgánica que se quedó corta, porque con 11 neurólogos, ya en su momento era inferior a la del Hospital de Ciudad Real, el de Alcázar de San Juan, el de Toledo y el de Guadalajara. Si miramos en otros servicios del Hospital posiblemente ocurra algo parecido, lo que hace pensar que el que diseñó y aprobó dicha plantilla - que fue Miguel Ángel Soria-, probablemente penalizó al Hospital de Albacete.

Además de esos hay otros dos neurólogos como interinos eventuales. Lo que ocurre es que como es una plantilla joven, muchos tienen reducciones de jornada por cuidados de hijos y trabajan al 50% por lo cual tienen a otro especialista que les cubre la otra mitad de su jornada laboral. Esta situación pone en un problema a la Dirección del Hospital que tiene que estar contratando gente por encima de plantilla, para poder sacar adelante la enorme cartera de servicios que tenemos y el elevado número de pacientes que atendemos en Neurología. Tenemos una capacidad de crecimiento y de mejorar la salud neurológica de la población muy grande todavía, porque por fortuna tengo profesionales muy bien preparados en el Servicio, pero nuestro límite de crecimiento llega hasta donde llega la tecnología y los espacios de los que disponemos en la actualidad.

¿Cuántos pacientes ven al año en su Servicio?

Del área médica, sin contar la quirúrgica, donde Traumatología es la que más tiene, somos con diferencia el Servicio que más pacientes atiende en las consultas externas. En concreto, unos 20.000 al año, de los que 8.000 son nuevos.

¿El abordaje del infarto cerebral, donde el Hospital de Albacete cuenta con un centro integral ha evolucionado mucho?

Sin duda. Antes el infarto cerebral era una patología muy estigmatizada para la que no existía ninguna alternativa terapéutica, de tal forma, que la mayor parte de los pacientes que sufrían un ictus o no sobrevivían a esta enfermedad o quedaban muy discapacitados. En los últimos 20 años se han dado pasos agigantados en el tratamiento de la enfermedad para reducir de forma considerable la mortalidad y las secuelas. Y en este camino, Albacete siempre ha estado a la vanguardia, ya que incluso antes de que los tratamientos más novedosos se hubieran aprobado, cuando se sabía que funcionaban, los pacientes con ictus de Albacete los recibían. La evolución ha sido tal que ahora uno de cada 10 pacientes que sufre un episodio cerebrovascular queda con grandes secuelas y antes eran seis de cada 10. Primero fue la trombolisis intravenosa que a través de un fármaco permite disolver el trombo y desobstruir la arteria, aunque el gran avance llegó en 2015 con la trombectomía mecánica.

Tal y como está ahora mismo concebido el Sistema Nacional de Salud lo ve viable a medio plazo? ¿apuesta por la Sanidad público o por un modelo de gestión mixto?

Yo apuesto por un modelo de gestión privada de la sanidad pública, es decir, que los profesionales que trabajan en la pública tengan los mismos criterios que los de la privada: que cuanto más trabajes más ganes y que los beneficios no se reinviertan en darle dinero a socios capitalistas, sino en mejorar la tecnología. 

El sistema que tenemos ahora tiene un fallo enorme, que da igual que trabajes mal o bien, porque no hay manera de penalizar o gratificar al que lo hace mal o bien, o si lo hay es muy tenue. Y eso al final lleva a que el sistema no sea eficiente y pueda estar abocado a la quiebra.

¿Y cuál sería el modelo de gestión más eficaz de un Complejo Hospitalario como el de Albacete?

Yo lo que haría y propondría sería la gestión clínica por servicios. Para un director médico y un gerente, por muy bueno que sea en su trabajo de gestión, es muy difícil saber que es lo que está fallando en los distintos departamentos, en cambio para el jefe de cada servicio es muy sencillo saber dónde están los problemas. Ayudaría mucho además saber los números y posiciones de otros hospitales del país similares al nuestro , para indagar en qué varía su práctica clínica e intentar mejorar la nuestra. Yo propongo la gestión clínica por servicios de los hospitales, de tal forma que el jefe de cada servicio tenga capacidad de aumentar los medios humanos y técnicos. La cuestión es que la medicina pública se sustenta ahora mismo en la voluntad de hacer las cosas bien por el sentido moral del trabajo que tienen los profesionales, tanto médicos como enfermeras, entre otros, que son sanitarios habitualmente entregados a su profesión.

Otro problema para mí del sistema público de salud es que se dijo en algún momento que la asistencia era gratuita y universal y esto a día de hoy tal y como avanza la tecnología médica es imposible de cubrir.  La tecnología sanitaria está creciendo y encareciéndose a la altura de la espacial. Por lo tanto el SNS no podrá ser sostenible mientras no se implementen criterios de copago o de eficiencia económica, y por tanto corre el riesgo de quebrar. Al  igual que no podemos llevar a todo el mundo al espacio gratis.

Un discurso el suyo acertado pero  políticamente no correcto ¿porque como profesional con tres décadas de ejercicio profesional en la sanidad pública ¿apuesta por ella en detrimento de la privada?

Soy un convencido de las ventajas  de lo público. Toda mi formación, desde la escuela primaria, ha sido pública. No hay nada que aporte más y mejor a los ciudadanos que la sanidad pública. Pero para mantener la sanidad pública es necesario introducir obligatoriamente dos cosas: la gestión de los clínicos, para que sean ellos los que decidan dónde hay que poner el dinero, los incentivos y las penalizaciones del personal. Y en segundo lugar hay que lograr empoderar al paciente en el mantenimiento del sistema; seguramente esto último se logre con un copago parcial pero responsable. 

¿La investigación clínica de su campo es una de las más activas y con mayor implicación del Complejo Hospitalario de Albacete?

Básicamente hemos creado a nuestra vera un grupo de investigación básicos, integrado en la actualidad por tres biólogas, una veterinaria, dos técnicos de laboratorio, dos enfermeras y dos neuropsicólogas. Este personal está contratado con cargo a proyectos de investigación. La mayoría de ellos dedica el 100% de su tiempo a investigar. Precisamente una de las grandes carencias que tiene el Hospital General Universitario de Albacete es la ausencia de especialistas en neuropsicología. Sí hay psicólogos, pero están asignados al Servicio de Salud Mental.

¿Cuántos proyectos de investigación tiene en marcha su Servicio a través de este grupo propio?

Son varios los proyectos de investigación en marcha ahora mismo liderados por profesionales de nuestro servicio, como es el del síndrome postCovid, el del trasplante de células madre para regenerar la zona dañada en un ictus, otro sobre alzheimer y otro más de epilepsia.