«Me planteé hacer un homenaje a lo femenino»

A. Díaz
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«Siempre he dicho que las cosas pequeñas, con el tiempo, se hacen grandes dentro del corazón»

Celín Cebrián, escritor y cineasta.

Celín Cebrián ha publicado La piel enciende la memoria. El autor y cineasta de Casas Ibáñez comentó a La Tribuna de Albacete cómo se gestó su última obra, con portada de José Luis Serzo. 

¿Por qué esa portada tan singular de Serzo?

Ya verás, en Casas Ibáñez hay muchos hijos de Ana Pili. Ella era profesora de dibujo, bibliotecaria y, a su alrededor estaba la cultura y la libertad. Entonces, como en su entorno estaba la biblioteca, la música, el teatro, de ahí salimos gente muy inquieta en mi pueblo, más de 30 personas, músicos de categoría, escritores, pintores y entre ellos su hijo. 

Yo también tenía una sensibilidad especial. Ana Pili siempre me acogió y, cuando  tenía 19 años, nació su hijo Serzo. Bueno, con 38 años, cuando yo vivía en Madrid, me lo trajo. Ahora todas las semanas quedamos para hacer gazpachos manchegos e intercambiar ideas. Es un pintor poderoso. 

A usted, como cineasta, ¿qué le parece su corto?

Yo, en el Festival de Cuenca, ante varios micrófonos, después de ver 1.000 cortos, me preguntaron qué pensaba de los cortos y solté lo siguiente: los cortos son para cortos y mantengo la misma idea. Ahora bien, cuando José Luis me enseñó Archimétrica, me arrodille delante de él y le dije que borraba lo que había dicho. Bueno, un poco así.  

¿Por qué se planteó este proyecto literario, La piel enciende la memoria?

Porque hago mucha crónica social, soy muy crudo. Intento siempre buscar esa prosa que se lee sola y tardé 32 en dar con esa prosa. O escribía así o no escribía más, y una vez que había escrito cuatro o cinco libros con esa prosa, como, La luz de lo cotidiano, que está ambientado en la Manchuela, que puede ser mi pueblo o cualquier otro de España, me planteo hacer algo más íntimo y José Luis me dijo que uno de sus dibujos, un homenaje a Courbet, me lo dio para mi novela. Así que me planteé hacer un homenaje a lo femenino, a las mujeres de mi vida, como si fuese una solo, de esas  matrioshkas que sacas una, otra y otra. Quise hacer un ejercicio de estilo, sin groserías, muy poético, un poco sublime. Lo escribí tres veces y no daba con el aire, no salía como quería, así que lo volví a escribir una cuarta y fue Serzo el que me dijo que ambos éramos muy intensos y que en su caso le pondría diálogos y es lo que hice, como en el cine negro americano, y así quedó la obra que envié a varias editoriales y lo ha publicado Europea Ediciones. Voy a la Feria del Libro de Madrid, a la de Roma y Frankfurt. 

 

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