El Alba dejó escapar dos puntos en el tiempo de prolongación

Lucas Méndez (ADG)
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1
Burgos CF
1
Albacete
Finalizado
El empate en El Plantío, que puede considerarse justo tras lo visto en el terreno de juego, llegó para el Burgos en el tiempo añadido y con un rebote, cuando el equipo de Rubén Albés ya saboreaba la victoria

Riki trata de controlar el balón ante Elgezabal. - Foto: Alberto Rodrigo

Un gol de Matos en el tiempo de prolongación evitó que el Albacete sumase su quinta victoria en seis encuentros y que conquistase El Plantío ante un Burgos que practicó exactamente el mismo guion que se le presupone a una de las defensas más seguras del fútbol profesional. Los pupilos de Rubén Albés completaron un duelo intachable y acorde con lo que planteaba el rival, pero el factor azar no lo controló en la acción decisiva, ya que Boyomo desvió ligeramente el lanzamiento del jugador local e hizo imposible que Bernabé pudiera evitar un tanto que privó al cuadro manchego de dos puntos en el minuto 92, aunque le permite conservar la plaza de playoff que amenazaba su rival de ayer.

Puede considerarse una exageración considerar peligrosa, prometedora u ocasión cualquier jugada en los primeros cuarenta y cuatro minutos, en los que ni los porteros necesitaron manchar sus guantes ni las áreas tuvieron actividad alguna. Lo que se vio en el resto del césped fue un ejercicio de protagonismo por parte del Albacete, con la complicidad de un rival que se siente perfectamente en la fase de expectativa y búsqueda de castigo del error rival. Minimizó ese factor el equipo blanco, esta vez de azul marino, que no cometió ninguna pérdida en zona de riesgo. Cuando sucedió, se convirtió en lo más parecido a una acción peligrosa. Riki no superó la presión de Curro y éste armó una acción personal que acabó por perderse en la buena intención.

Pudo cambiar notablemente el panorama en el ecuador de la primera mitad, en una acción de esas que justifican la existencia del VAR. Atienza intentó frenar el ataque de Duba con una entrada nada peligrosa, sí llamativa, que el colegiado López Toca interpretó como punible con tarjeta roja. El futbolista del Burgos llegó tarde, pero ni mostró los tacos ni fue con el pie levantado. La tecnología, que dejó el castigo en tarjeta amarilla, alivió el susto de una parroquia local que protestó a partir de entonces cada decisión arbitral.

Cumplida justo la media hora, el balón acabó por fin en disparo a puerta. La inocencia del remate de Córdoba fue lo de menos para elevar el punto de emoción de un duelo absolutamente plano y que se movía en las aguas de la nada más absoluta. Es decir, uno de esos compromisos que les ponen a los entrenadores y vacían los estadios, aunque no era precisamente el caso de El Plantío.

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