El director y productor teatral Gabriel Olivares Sanabria intervino en el ciclo de conferencias de Aluex, con  Teatro, la otra respiración, con la que hizo partícipes a los asistentes a una charla más experimental, en la que se alejó del formato más académico.

Habla de teatro como la otra respiración. ¿Nos puede concretar a qué se refiere?

Entiendo el teatro como un juego, pero no un juego de niños, sino de jugársela, de apostar fuerte y entrar en otro espacio cuando uno asiste a una representación de teatro.  Otro espacio que es una continuidad de la vida, aunque  sentado en un patio  de butacas. Vida y respiración van de la mano y esa otra respiración que nos propone el teatro nos saca de la vida cotidiana, vamos a llamarlo así, y la vida extraordinaria que plantea el teatro, es un juego. 

¿Cómo ve el panorama teatral, tras dos años complicados por la pandemia?

Particularmente te diré que no he sentido la pandemia, más allá que lo puede sentir cualquier ciudadano de este país o de este planeta. Creo que el teatro no se ha visto perjudicado, se han tomado las medidas necesarias, hace mucho que se quitó la limitación de aforo, y estoy trabajando como siempre o como nunca, incluso más que nunca y con la gente con ganas de salir y meterse en un teatro porque, el teatro, por suerte, no se puede experimentar en el sofá, ni por Zoom, ni en formato serie, es algo único. No te voy a decir que he salido fortalecido, pero no creo que se haya visto perjudicado, pero de hablo de Madrid que es donde resido, donde los teatros están llenos, cumpliendo, por supuesto, las medidas que hay que adoptar para que sea un espacio seguro.  

¿Nos hemos dado cuenta la importancia que tiene el arte, la cultura?

Igual esto nos ha ayudado a ser algo más conscientes del arte, sobre todo, cuando se vive como una experiencia colectiva. El confinamiento pudo traer eso, aunque creo que siempre lo hemos sabido, ha sido la constatación de cómo es importantísimo socializar  y compartir el teatro.

El teatro es una experiencia que está en el ADN del ser humano, es tan antiguo como la vida misma. Ha sido desplegar algo natural, trascender a través de las historias que te cuentan. 

¿Cuántas obras tiene hoy en escena?

Pues mira ahora siete u ocho, pero si va todo bien, en septiembre serán 11 funciones diferentes. Es una feliz casualidad porque yo, al hacer teatro privado, mantenerlo en la sala, depende de la afluencia de público, que es el que manda. Me parece más una anécdota que otra cosa, porque esto no va de cantidad de obras en cartel, de verdad.  

¿Cómo puede llevar en marcha tantos proyectos?

Me pongo al servicio de los proyectos y dándoles todo lo que necesitan, pero el secreto está en el equipo que tengo, técnico y artístico y hay actores con los que suelo repetir, lo que hace más fácil el proceso de creación. Ahí están Jesús, Andrés, Yolanda y eso hace que todo sea factible.  

El último estreno, solo hace una semana. 

Hace un par de semanas. Fue en Teatro Príncipe Pío, Cineman, un espectáculo musical  con Daniel Diges y 20 músicos en escena, un paisaje emocional a través de canciones de películas.  Dentro de otro par de semanas estrenaré en el Teatro Marquina El premio, con María Barranco, Jorge Sanz y Ana Turpin y estos días estoy en pleno proceso de ensayo.

¿Planes para traer estos montajes a Albacete?

Siempre tengo abiertas, de par en par, las puertas de los teatros de Albacete, creo que con un poco de suerte, esta Feria traeremos alguna de las producciones. Me siento bastante profeta en mi tierra, no me puedo quejar. 

¿El premio?

Seguro. Espero que esté mucho tiempo programada en el Teatro Marquina y cuando la función esté preparada para salir de gira, por supuesto. Es una función importante, producción de Andrés Vicente Gómez, figura mítica del cine español y es la primera vez que produce una obra de teatro y eso hace que sea doblemente emocionante. Es un pedazo de comedia estupenda de Joaquín Górriz y creo que los tres actores van a brillar especialmente. 

¿Algún proyecto para volver al cine?

De momento, mi prioridad es el teatro. Siempre está ahí el cine y es verdad que cada cuatro, cinco años, necesito hacer algo en ese terreno y, además, algunos de mis espectáculos con mi compañía,  TeatroLab, tienen un lenguaje muy cercano al audiovisual.