Puede que no sea sustancial para la economía del Ayuntamiento de Albacete, ni para los ciudadanos albacetenses, pero que Vox haya devuelto a las arcas municipales, por tercer año consecutivo, el 97 por ciento de la asignación municipal que recibe para gastos imprevistos del partido es un detalle. No es como para echar las campanas al vuelo, pero menos da una piedra y además le sirve de propaganda, que si hubiera tenido que pagar de su bolsillo le habría resultado mucho más cara. O sea que de tontos ni un pelo, los chicos y las chicas de «por el imperio hacia Dios» de la derecha pura y dura capitaneada por Santiago Abascal.
Lo malo es que los pupilos ultraderechistas «ma non tropo» de Vox sientan un precedente que puede dar pretexto para que en el futuro se supriman del Presupuesto Municipal, por innecesarias esas partidas. Que no son muy gruesas, pero que teniendo en cuenta que muchos poquitos suman un algo, su supresión pueden dar origen a un suficiente para ser añadido a otras asignaciones que vayan en beneficio del alumbrado público de algunas calles que por la noche tal parece que estuviéramos todavía en la época del candil, del alcantarillado o de la señalización de ciertos enclaves de la ciudad, evidentemente deficientes a estas alturas. Pongamos por caso…
Aunque hay que reconocer que el comentario que ha suscitado el detalle de Vox, con su devolución del grueso de la asignación municipal para gastos extras, le ha supuesto al partido una publicidad gratuita que pagada en euros habría superado en mucho a lo reingresado en las arcas municipales. Porque no será para tirar cohetes pero algo es algo y más vale algo que nada, y mejor sentar plaza de generosidad que de ruindad, sin olvidar aquello de «bendito sea el dinero que a casa vuelve»...