Las estaciones de servicio conocidas como 'blancas' temen que tengan que cerrar de forma temporal ante un inminente desabastecimiento, si el paro del transporte de mercancías por carretera continúa sin desconvocarse. Una circunstancia que ya afectó a la estación de servicio que Plenoil tiene en Villarrobledo, que se vio obligada a cerrar durante algunas horas, de manera puntual, debido a las dificultades para lograr aprovisionarse de combustible, según informaron a este diario fuentes de la propia compañía, que aseguraron que, tras este problema coyuntural, toda su red de gasolineras está funcionando «con normalidad», gracias a que está poniendo «todos los medios» a su alcance para seguir garantizando el suministro.
La Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio ha mostrado su preocupación ante el hecho de que esta situación se pueda recrudecer y repetir en los próximos días, especialmente en las gasolineras low cost que son las que dependen única y exclusivamente del transporte autónomo de mercancías, dado que grandes petroleras como BP, Repsol y Cepsa cuentan con su propia flota de camiones, una logística que si bien garantiza el suministro, también influye en el precio final de venta al público del combustible.
El vicepresidente de esta Asociación, Ignacio Sotos, explica que el paro de transportistas está perjudicando mayoritariamente a las estaciones blancas que dependen de este sector, ya que así, junto al autoservicio, pueden abaratar los precios de los carburantes. «Sabemos que hay gasolineras low cost que están aguantando porque todavía tienen reservas en los depósitos, pero si el paro del transporte se prolonga y no llegan a un acuerdo con el Gobierno, mucho nos tememos que se van a ver obligadas a cerrar de forma temporal».
Menos consumo. No obstante, el paulatino incremento de los precios de los combustibles está dañando al sector empresarial de las estaciones de servicio, dado que los consumidores están optando por reducir los viajes y desplazamientos innecesarios, una decisión que ha provocado una caída de ventas aproximada de un 20% en la gasolina y un 40% en el gasóleo, es decir, un descenso medio del 30%. «Los empresarios no podemos especular con los precios, tenemos una comisión fija sobre litros vendidos de carburante, de forma que si algo nos afecta al negocio, es que se reduzca el consumo, algo que hemos notado bastante en los últimos meses», corrobora el vicepresidente de la patronal del sector.
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