La ganadería de Antonio López Gibaja, «historia de un sueño»

Pedro Belmonte
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El actual responsable del hierro extremeño. Antonio López Rivas, destaca que «hemos preparado la finca a conciencia para el manejo y el trato al animal»

El ganadero Antonio López Rivas. - Foto: P.B.

Antonio López Rivas es el responsable del hierro de Antonio López Gibaja, una ganadería que en sus primeros 30 años ha conseguido ponerse en un buen lugar dentro de la cabaña brava española. Invitado por la tertulia taurina Los sabios del toreo, visitó nuestra ciudad y este diario pudo conversar con él, explicando el origen, momento en que se encuentra el hierro y un principio de temporada intenso.

«Más del 90 por ciento de los ganaderos estamos por afición, ya que no es una actividad que nos repercuta económicamente a lo que nosotros intentamos aportar, pero el disfrute de lo que nos gusta hace que seleccionemos e intentemos criar nuestros toros más por afición que por otros motivos. Mi padre inició este proyecto en el año 1993, por lo que son ya 30 años los que se cumplen y si bien es cierto que ha cambiado de línea genética, el hierro de Antonio López Gibaja cumple tres décadas y hay que seguir ya que esto es un trabajo de mucho tiempo, una selección continua y cada año hay que mejorar».

Una ganadería ejemplo en cuanto a instalaciones, donde el manejo de las reses se realiza con mimo: «Es una raza privilegiada que vive en plenitud y un trato inmejorable y en concreto, en nuestra ganadería, hemos preparado la finca a conciencia para el manejo y el trato al animal, intentando con ello maximizar el comportamiento del animal a lo que vas buscando».

Una ganadería que comenzó con procedencia Núñez y se ha variado en Domecq, vía Salvador Domecq. ·Mi padre -recordaba- se asoció con un ganadero que tenía una ganadería de Núñez puro, de la línea Rincón y es cierto que salía muy bueno, pero la morfología del encaste no te daba muchas opciones de estar en plazas importantes, por lo que intentó buscar un toro con más caja y cara, por lo que introdujo sementales de Salvador Domecq y luego otro semental de Jandilla, buscando esa presencia para plazas de segunda y primera, por lo que mezcló esta tres líneas diferentes, que funcionó los primeros años, pero luego se mezcló demasiado y cuando llegué a la ganadería en el año 2009, veía irregularidad en las familias y decidí cambiar, por lo que a través de Lola Domecq, a la que le compré durante siete años vacas y sementales hasta conformar lo que es hoy la ganadería, Salvador Domecq».

En su opinión, «todos los ganaderos queremos criar toros que propicien el triunfo del torero, ya que es también el triunfo del ganadero, de la empresa y del público, por lo que el toro con el que sueño es el que transmita emoción, la base de la fiesta, que a la vez sea noble, obediente y ahora los ganaderos buscamos también un toro flexible, que sea un atleta, tenga duración, humillación y particularmente busco la prontitud y fijeza».

Inicio de temporada. Se refirió también al intenso y completo inicio de temporada: «Tenemos una gran temporada por delante cuando se cumplen los 30 años, al igual que cuando fueron los 25 años, en 2018 fue muy bonita pudiendo lidiar en la Maestranza y en Las Ventas. Empezaremos lidiando tres toros en la Copa Chenel el 12 de marzo, una novillada sin caballos en la feria de la Magdalena de Castellón esa misma semana, y para terminar esa semana, lidiaremos la novillada de erales de la Final del Zapato de Plata de Arnedo. También en abril dos toros en una corrida mixta de un pueblo de Salamanca, el certamen Promesas de nuestra tierra de Castilla la Mancha, iremos a Málaga también con una sin caballos, donde no hemos lidiado nunca, iremos a Las Ventas donde hemos repetido en 2021 y 22 en la feria de otoño y este año seguramente iremos a las nocturnas de julio, otra picada en septiembre en una plaza de segunda pero con mucha transcendencia, otra sin caballos en Cenicientos, otra en un pueblo de Valencia donde han reconstruido la plaza y algunas cosas más, incluso dos toros para corridas concurso en plazas de primera, en definitiva, el año de mayor responsabilidad».

Recordaba que en San Juan del año 2016 «lidié una novillada sin caballos y tengo un gran recuerdo pues fue un éxito con vuelta al ruedo de un novillo y me sacaron a dar la vuelta también. Es una gran feria y hemos retomado el contacto con la empresa, además he venido mucho como espectador y ójala y demos las opciones de que nuestra ganadería tenga la fuerza para que vengamos».

Finalmente, dijo que el libro Nada sucede sin antes ser un sueño, sobre la ganadería, que empezó en 2018, lo retomaba durante la pandemia, «porque quise hacerle un regalo a mi padre que cumplía 75 años en reconocimiento a su trabajo y su proyecto. En un principio iba a ser más familiar, pero una librería se interesó y ya voy por la segunda edición y tendré seguramente que hacer una tercera, un libro muy personal recorriendo todas las historias de la ganadería y de la tauromaquia en general».