Pozo Cañada es tierra de transportistas, de constructores y de agricultores. Una localidad con la que Albacete capital tiene un vínculo especial, no solo porque se encuentra a escasos 24 kilómetros por autovía, sino porque este municipio fue pedanía de la ciudad hasta el 8 mayo de 1999, fecha clave para la historia de la localidad que hoy en día se recuerda en su callejero, en su calendario festivo y en el nombre de algunas asociaciones y centros sociales.
Con más de 2.700 vecinos residiendo de forma habitual en su casco urbano, muchos de ellos aprovechan los 20 minutos que distan en coche con la capital albacetense para desarrollar su trabajo diario, pero se niegan a establecer su residencia en Albacete y la mantienen en Pozo Cañada, porque ahí «la gente siempre ha vivido muy bien», asegura Luciana González, una pozocañadiense conocida como Blanca. Le acompaña Socorro Oliver, una súper abuela que preside la Asociación de Discapacitados y que conoce muy bien el desarrollo y progreso del municipio, especialmente desde que se independizó de Albacete. «El pueblo está mucho mejor que antes», afirma Socorro en la plaza del 8 de mayo, conocida popularmente entre la población como plaza del Ayuntamiento, por encontrarse allí la Casa Consistorial, aunque también concentra a todas las entidades bancarias que tienen presencia en la localidad. Blanca no ha abandonado nunca Pozo Cañada, ya que trabajó como cocinera en su colegio, pero Socorro tampoco lo ha hecho: «No he tenido necesidad, porque además no hemos perdido la relación con la capital», donde afirma que acuden con mucha regularidad a comprar en su comercio textil y zapatería. «Vamos mucho a Albacete, estamos al lado, pero los comestibles y la alimentación la compramos en el pueblo», aclaran ambas vecinas, que destacan la reciente apertura de una clínica odontológica.
«Si es que aquí tenemos lo que podemos necesitar y, además, nos conocemos todos», destaca Blanca González, que pone ambas características como las mejores cualidades del medio rural. «Tenemos guardería, colegio e instituto de Secundaria», destaca esta pozocañadiense de nacimiento, que menciona también la existencia de tanatorio, piscina de verano -que cuenta con muchos bañistas de la capital por su amplitud y sus zonas verdes-, y el pabellón polideportivo.
Caminando por su casco urbano, Pozo Cañada conserva un templete en la plaza del mismo nombre donde se celebran los conciertos de la Agrupación Musical La Primitiva de Pozo Cañada, otras actuaciones musicales y las concentraciones de El Carnaval, donde cobra especial protagonismo la conocida Charanga Los Calamidades, organizadora también de un popular encuentro de charangas a nivel nacional.
«Hemos avanzado mucho desde que somos municipio», afirma Socorro, que admite que los pozocañadienses mantienen una relación muy estrecha con la capital, pero, aún así, «desde que conseguimos la independencia hemos prosperado bastante como municipio y, además, ya no tenemos que desplazarnos a la capital para realizar cualquier trámite burocrático».
Relativamente contemporánea es la iglesia parroquial de San Juan Bautista, ubicada en el conocido entre la población como parque de la Iglesia, aunque en realidad en el callejero figura como Plaza de la Virgen. «Esta iglesia es preciosa», subraya Blanca, a lo que su vecina Socorro añade: «A todo aquel que la visita por dentro le llama la atención, porque es verdad que es muy bonita, tiene una vidrieras preciosas en el altar».
El templo vino a sustituir a la vieja iglesia de Pozo Cañada que, al parecer, fue construida en honor de San Juan de Mayo. No es fácil la datación de la actual imagen del patrón San Juan Bautista, tosca y policromada, aunque sus características indican que se encuentra entre el renacimiento tardío y el barroco incipiente. Aunque para los pozocañadienses, la importancia de San Juan Bautista reside en la devoción que le tiene la población y el hecho de que este patrón sea símbolo esencial de la identidad cultural y religiosa del municipio.
No en vano, en torno al 24 de junio suceden en Pozo Cañada toda una serie de actividades para celebrar sus fiestas patronales, desde competición de petanca, encuentro de bolillos, verbenas, espectáculos, conciertos musicales, procesión y suelta de vaquillas.
Un calendario lúdico y festivo que comienza el 16 de enero, la víspera de San Antón, con la recogida de leña en el campo por parte de los quintos y su posterior entrada a la localidad con los tractores, para encender la luminaria nocturna que da paso al día siguiente a la misa y pujas. Tras Jueves Lardero, donde Pozo Cañada mantiene la tradición de la capital de comer la mona en el campo, no puede faltar la festividad de San Isidro Labrador, un 15 de mayo que se celebra con una romería a la ermita de San Isidro, ubicada en El Chartal, un paraje donde el Ayuntamiento ha instalado barbacoas para el disfrute vecinal.
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