La Biblioteca Pública de Albacete acogió ayer la presentación de la novela De color de amapola, de la albacetense Lola Alemany, que estuvo acompañada en este acto, entre otros, por Francisco Delgado. La autora comentó a La Tribuna de Albacete cómo surgió este proyecto.

¿Su primera novela?

Es mi primera novela, pero el segundo libro que publico de literatura. El primero fue un poemario, La vida inacabada, y este es una novela de ficción histórica.

¿Por qué ese cambio, de poesía a novela?

No cambié. La novela empezó a gestarse en 2013 y lleva casi 10 años y la poesía fue un proyecto puntual, que surgió en 2019, entonces, siempre han ido a la par, pero casualmente se publicó primero La vida inacabada, el poemario, y ahora la novela. 

¿Una novela histórica?

Es una novela histórica que discurre en Albacete, durante la Guerra Civil, con la llegada de los brigadistas.

La obra es una historia personal, es un homenaje a la memoria de mi abuelo, Francisco García Delgado, que fue represaliado en 1941, estuvo en prisión y al final fue uno de los 750 represaliados en las tapias del cementerio. Entonces, la idea partió de ahí, pero siempre he sentido mucha curiosidad por los brigadistas, porque imaginaba Albacete con tanta gente. Yo soy profesora de idiomas y me llamaba especialmente la atención la figura de las traductoras.  

¿Cómo se estructura? 

Se estructura a través de dos tramas, una desde el presente y la otra desde el pasado, y ahí va el juego de la ficción, con personajes que son reales, documentados, pero la ficción de deja cierto margen también para recrear.

¿Podría hablarnos del argumento de la novela?

Desde el presente, una mujer, que puede ser mi alter ego,  decide buscar los restos de su abuelo y a partir de ahí va encontrando obstáculos. En primera persona es la historia en presente y en tercera persona se narra la historia de los brigadistas y lo que era Albacete durante la Guerra Civil.

¿Cómo sale esa imagen del Albacete de aquella época?

Precisamente lo llamo Albacete insospechado, la ciudad insospechada, no te podrías imaginar que fuese así. Fue un descubrimiento comprobar a través de fotografías y lecturas, toda la gente que pasó por aquí, d e 53 nacionalidades. Albacete, que era un capitaleja, fue invadida, se transformó.  Recreo la calle Tejares, donde vivía mi abuelo, que era una calle emblemática. El trazado de Albacete en esa época es muy interesante recrearlo; hay rutas que ha creado del Cedobi.  

¿Por qué el título, De color de amapola?

Es un verso de un poema de Miguel Hernández, que se llama Sino sangriento, muy bonito. En la primera estrofa está ese verso, que es conmovedor y desde el principio me gustó, por la referencia de la amapola, que  se convirtió en emblema de los caídos en batalla, sobre todo a partir de la Primera Guerra Mundial. 

¿La protagonistas son mujeres, como aparece en la portada del libro?

Mayoritariamente, las protagonistas son mujeres, quise que fuese así, pero también hay personajes masculinos muy fuertes. Indago en el papel de la mujer en esa época y es sorprendente el compromiso iniciativa que había. También está ahí el valor, la solidaridad, ese tipo de registros que faltan en la actualidad un poco, porque hemos cambiado, somos más individualistas. El movimiento que hubo con España fue muy bonito,  la gente sintió que había que ayudar.  

Casi 10 años para el proyecto, apuntó.

Bueno, en 2013 comenzó con un relato que se llama La brigadista, pero ha sido un proceso, porque construir una novela es como levantar una catedral, lleva mucho trabajo para que todo encaje. 

¿Trabaja en una nueva obra?

Sí, trabajo en un nuevo proyecto, pero de eso no debo hablar mucho, ahora estoy en la Sierra de Alcaraz en los años 40. La idea está, que es lo que más cuesta, falta construirla.