Editorial

Los partidos políticos toman posiciones para la carrera electoral

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Queda una semana para que comience la cuenta atrás para la primera gran cita electoral de este año, la del 28 de mayo, día en el que se celebran los comicios locales y autonómicos, que ya tienen marcados sus trayectos. Los actuales gobernantes tienen siete días para inaugurar o poner las famosas primeras piedras, después llegará la precampaña, del 4 de abril al 11 de mayo, mientras que del 12 al 27 de mayo se celebrará la campaña.

Se trata de una cita electoral municipal y regional, pero estará bajo el manto de la política nacional, que tendrá su encuentro con las urnas a finales de año, aunque, hasta ese momento, todas las formaciones buscarán la mayor influencia en los distintos municipios y regiones. La política nacional, autonómica y local se ha movido en el último lustro en torno a la capacidad de la izquierda para entenderse. Ciudadanos lo pudo decidir todo y optó por no decidir nada, y la posterior reunión de la izquierda con el secesionismo, el neocomunismo y los radicales de Bildu declinó todo en favor del Partido Socialista. Así ha sucedido desde que Pedro Sánchez ensamblara su moción de censura contra Mariano Rajoy.

Ahora el equilibrio político es otro, como ha quedado demostrado con la esperpéntica moción de censura que ha sido el salvavidas del Gobierno en un momento en el que no acertaba ni con la hora. Abascal atacó al PP. Sánchez atacó al PP. Los socios de Sánchez atacaron al PP. Menos mal que el presidente del PP ni compareció en una ceremonia que se sabía fracasada, como así quedó acreditado en la votación que retrató el aislamiento de Vox.

El foco terminó de virar el jueves en la Asamblea de Madrid. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, partió peras con Vox después de un final de legislatura en el que ni siquiera se ha podido aprobar un presupuesto por cuestiones estrictamente dogmáticas. A partir de ahora, advirtió Ayuso, cada uno por su lado. Oportunista o no, lo cierto es que el mensaje de la lideresa madrileña converge con el que empleó su presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, después del 'esperpento Tamames', al que únicamente le faltaba subastar el discurso. Todo fue un espectáculo «improductivo», a ojos del presidente popular. 

De los hechos hay que extraer las lecturas, y una que no necesita intérprete es que, a diferencia de lo sucedido en los últimos años, ahora todo depende de los resultados del bloque conservador. El énfasis por dividir el voto de la derecha demuestra que Sánchez y sus socios, con la clara desunión entre la vicepresidenta Díaz y los líderes de Unidas Podemos, necesitan azuzar la grieta entre PP y Vox para que el partido de Abascal siga siendo un actor relevante. Este entramado nacional no será ajeno a los comicios más cercanos, cuyos resultados darán más luz a las previsiones para los de final de año.