Robo de viviendas

J.F.R.P.
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«Estos sistemas sofisticados pueden facilitarnos comprobar el interior de la vivienda por medio del teléfono móvil»

La víctima de un robo muestra la cerradura. - Foto: E.G.M.

La maldita pandemia nos afectó tanto que perdimos la rutina periódica del comentario semanal relacionado con la prevención de los delitos, por eso lo llamamos Vacunas para el delito. En cierto modo, todo este tiempo hemos tratado sobre presuntos delitos, imprudencias, omisiones, indolencias y toda una suerte de faltas, especialmente, éticas y morales. 

Los estados de alarma, el arresto domiciliario colectivo y las numerosas restricciones a la libertad de movimientos, consecuencia lógica, o no tanto, de una tragedia como nunca pensamos padecer, nos regalaron algunas variables positivas, entre ellas, dentro de las estadísticas de criminalidad, la reducción de algunos delitos tradicionales. 

Por esa circunstancia las policías se han concentrado en perseguir a quienes desobedecían las reglas vinculadas a la prevención de los contagios, en algunos casos, con un exceso de celo complicado de explicar. El legislador se olvidó de su trabajo entreteniéndose en hacer trampas introduciendo en el BOE nombramientos y decisiones que podrían estar rozando la prevaricación. No disponer de normas penales adecuadas para castigar a los recalcitrantes incumplidores ha llevado hacia la persecución implacable de justos por pecadores. Las leyes deben tipificar conductas con diferentes niveles de gravedad para pedir explicaciones ejemplares a los que se niegan descaradamente a cumplirlas, sabiendo, como ya es conocido, que los insolventes no pagan multas, por tanto, la vía administrativa sirve para quienes sí pueden abonar el importe de la sanción correspondiente, que algunas veces podría ser desproporcionada e injusta. 

Los robos en viviendas, porque han estado ocupadas todo el tiempo, dejaron de perpetrarse, pero los ladrones no se han marchado, ni están en prisión, como es normal en esta España henchida de generosidad. Han aguantado a la espera de regresar al tajo en cuanto las condiciones fueran favorables. Y estamos entrando en el periodo de mayor riesgo, como ha ordenado la costumbre. Estamos dejando las casas vacías, salimos de viaje, buscamos ocio, libertad de movimientos y hacer tantas visitas aplazadas. Recuperamos nuestra actividad social por excelencia relacionándonos más que nunca y como siempre. Esas ausencias repetidas permiten actuar a los ladrones de pisos, que estaban deseando recuperar, también, su cotidiana dedicación profesional. Por eso es bueno recordar algunos detalles que nos permitan mejorar la prevención con protección física o electrónica. 

Habrá que valorar cada capacidad económica y el contenido que se pretenda proteger. No parece tener sentido gastar mucho en seguridad cuando hay poco que conservar. En todo caso, y eso es una constante en las víctimas, el ver la ropa de los cajones tirada en el suelo y el desorden de armarios merece el asegurar que nadie pueda invadir nuestra intimidad. El sistema electrónico más eficaz, porque permite una respuesta rápida de los agentes de la autoridad para interrumpir el delito y tratar de detener a los ladrones, es una alarma conectada a una central se seguridad. Se hace imprescindible en viviendas unifamiliares que tengan muchos accesos y se encuentren en zonas poco transitadas. Cuanto mayor sea el gasto en recursos más eficacia preventiva. 

Estos sistemas sofisticados pueden facilitarnos comprobar el interior de la vivienda por medio del teléfono móvil conectado a cámaras externas e internas, que permiten ver qué está pasando. El forzamiento de puertas con palanquetas o inutilización de los bombillos en cerraduras han ido evolucionando con las innovaciones que aportan los maleantes. Las puertas de madera sin marco reforzado permiten hacer palanca y arrancar la cerradura de su alojamiento. Las puertas blindadas y acorazadas nos protegen de ese sistema, pero pueden verse superadas por taladros o llaves falsas que desactivan el bloqueo. 

Un segundo cierre en forma de cerrojo de seguridad aumenta la protección físicas, como interponer más calidad y resistencia en los bombillos para evitar su sencilla manipulación. Hay sistema de bloqueo interior, electrónicos, que defienden mejor las casas. Los inventos de los ladrones impulsan la respuesta de los técnicos dedicados a la protección. A esos especialistas de la seguridad, donde ofertan elementos de todo tipo, hay que recurrir para asesorarse sobre instalación de procedimientos y sistemas eficaces con los que impedir que bandas profesionales consigan su propósito. No viene mal la inestimable ayuda de los vecinos, tan importante para evitar los robos en viviendas.