El sector del transporte y la logística lo viene advirtiendo: no encuentran profesionales al volante con los que poder resolver el reparto, las exportaciones y las importaciones. Parece ser que los españoles no quieren trabajar como transportistas profesionales, un hueco que, al parecer, está siendo medianamente cubierto por ciudadanos extranjeros.
Al menos así lo están detectando en las autoescuelas de Albacete, centros reconocidos oficialmente para obtener el permiso C, que habilita a la persona a conducir vehículos superiores a 3.500 kilos, es decir, lo que se conoce como camiones rígidos, así como para impartir el posterior Certificado de Aptitud Profesional (CAP), sin el que es imposible convertirse en conductor profesional.
La presidenta de la Asociación Provincial de Escuelas de Conductores (Aecab), entidad integrada en FEDA, Ana María Selva, asegura que en los últimos meses han detectado «bastante interés» por parte de migrantes, subsaharianos y rumanos en su mayoría, que se acercan hasta las autoescuelas dispuestos a dejarse una inversión de unos 1.500 euros para obtener el permiso C y el CAP, dado que «saben que tienen un trabajo seguro».
Porque hasta las autoescuelas están llegando también empresas de transporte para captar futuros conductores profesionales, incluso, sin haber llegado a examinarse del CAP: «Antes de terminar vienen a las autoescuelas para comprometerse a darles trabajo y hay empresas que también conciertan con algunas escuelas de conductores para que les manden a los que van aprobando», explica Selva.
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