Uruguay se convierte en el primer campeón

Christian Sánchez (SPC)
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Los anfitriones derrotaron en el duelo definitivo a Argentina en la reedición de la final olímpica de 1928

El Mundial es la mayor fiesta del fútbol. Su celebración cada cuatro años (esperemos que sea así por mucho tiempo) dota a esta competición de un carácter especial. Los jugadores disponen de dos o tres oportunidades en toda su carrera como mucho para poder ganarlo. Muchas leyendas de la historia de este deporte no han podido levantar la copa dorada al cielo, dando cuenta de todos los condicionantes que influyen para poder llegar a ser campeón. El primero de ellos fue Uruguay, en su propio país. Los 'charrúas' fueron el primer gran equipo nacional que dominó el mundo, algo que ya venían haciendo años atrás.

 

Olímpicos

El combinado celeste albergó la primera Copa del Mundo en su país, entre otros factores, por ser la selección que se llevó el oro en su categoría en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y en Ámsterdam cuatro años después. A su llegada a Francia, para 1924, todos quedaron fascinados por la exhibición de fútbol y goles que mostró Uruguay. Las selecciones europeas no consideraban una amenaza al conjunto sudamericano, pero su fútbol, muy distinto al que se practicaba en el Viejo Continente, sorprendió a propios y extraños y le llevó a una medalla de oro conseguida encajando dos goles y convirtiendo 13 en tan solo cuatro enfrentamientos.
Además, la edición de Países Bajos en 1928 también estuvo marcada por el dominio de los cuadros de Río de la Plata. Uruguay y Argentina se vieron las caras en una final que se decidió en un duelo de desempate a favor de los 'charrúas' (2-1).

 

Ausencias

El Mundial nació y Uruguay fue su primer anfitrión. Esta primera edición ha sido la única en toda la historia que no ha contado con fase de clasificación, por lo que los 16 cupos se distribuyeron a través de invitaciones. Todos los países afiliados en la FIFA recibieron una; sin embargo, se produjo un notable rechazo por parte de los equipos del Viejo Continente, alegando el gran precio de un viaje tan largo en aquellos años estando muy reciente la crisis económica de 1929. Dos meses antes del comienzo de la competición, ningún conjunto europeo había aceptado la invitación.
Al final, sí acudieron Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumanía. Así pues, a esos cuatro bloques, se le unieron Uruguay como organizador, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Estados Unidos y México. De 16 cupos en un principio al final fueron 13 los participantes. El formato consistió en una fase de grupos simple, pero asimétrica, ya que el Grupo A contó con cuatro equipos y los Grupos B, C y D estuvieron formados por tres. Accederían a semifinales los cuatro primeros.

 

Dominio 'charrúa'

Uruguay dominó por completo su grupo. Rumanía derrotó a Perú en el partido inaugural del Grupo C y, en las dos siguientes jornadas, los de Alberto Suppici (seleccionador celeste en 1930) vencieron a Perú por la mínima (1-0) y golearon a Rumanía (4-0) con cuatro tantos en el primer tiempo. Por otro lado, en el Grupo A, Argentina hizo lo propio. Fue primera con seis puntos (cada victoria otorgaba dos puntos, el empate uno y la derrota cero) tras imponerse a Francia (1-0), México (6-3) y Chile (3-1).
Las dos selecciones favoritas no encontraron problemas para acceder a una ronda de semifinales donde estarían acompañadas por Estados Unidos (ganó a Paraguay y Bélgica) y por Yugoslavia (hizo lo propio con Brasil y Bolivia). De esta forma, los dos duelos de 'semis' enfrentaban a Uruguay contra Yugoslavia y a Argentina contra Estados Unidos. Las dos selecciones candidatas al título apretaron el acelerador para llegar a la final, ya que ambas cosecharon el mismo resultado contra sus rivales. Un 6-1 que dejaba a las claras el dominio de los dos combinados sudamericanos. 

 

Final anunciada

El 30 de julio, Uruguay y Argentina se veían otra vez las caras en una final mundial. Se cuenta que las puertas del Estadio Centenario de Montevideo se abrieron seis horas antes de la cita y a falta de dos ya estaba lleno. Ambos conjuntos se plantaron sobre el campo con la mítica formación 2-3-5 o pirámide invertida, el esquema con cierto equilibrio más antiguo conocido. El cuadro local alineó en la línea de cinco atacante, formada por dos Wing, dos Inside y un delantero centro, a jugadores que se convirtieron en leyenda como Héctor Castro, Pedro Cea, Héctor Scarone. Atrás, José Nasazzi, era el baluarte defensivo.
Por su parte, Argentina jugaba al ritmo de Luis Monti en el centro del campo y como punta de lanza aparecía un Guillermo Stábile que fue el máximo realizador y el jugador más destacado. Uruguay asestó el primer golpe en las botas de Dorado, pero la Albiceleste respondió con goles de Peucelle y Stábile para irse ganando (1-2) al descanso. En el medio tiempo, el bloque doble campeón olímpico se conjuró y barrió por completo a su rival en una segunda parte de ensueño. Los 'charrúas' remontaron con tantos de Cea, Iriarte y Castro para cerrar la primera final de la Copa del Mundo con un 4-2, venciendo, como en los Juegos Olímpicos de 1928 a Argentina, asentando así una rivalidad que se mantiene hasta estos días. Uruguay se confirmó como el mejor equipo del mundo sin discusión y se convirtió en el dominador absoluto de la década de los 20.