José Juan Morcillo

José Juan Morcillo


Ni taleguilla ni machos

18/05/2022

Toda España se ha rendido a los pies de Chanel tras su contundente puesta en escena en el Concurso de la Canción de Eurovisión, que, por soslayar el landismo lingüístico, los más inclusivos llaman ya «Eurovision Song Contest». Toda España, desde el pueblo canalla y plebeyo hasta presidentes de partidos políticos, ministros, gobiernos e incluso la realeza, todos, como digo, se han arrodillado frente a la que han bautizado ya como la nueva estrella española de la canción. Si la espuma sigue aumentando en volumen, tendrán que otorgarle al menos la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Bellísimas Artes.
La moda es como un pistoletazo que a todos pone mirando al mismo sitio, por eso no es de extrañar que, a partir de esta semana, no deje de sonar la canción de Chanel en bodas, bautizos, comuniones y fiestas patronales. No se extrañen: profesores de academias de baile practicaron el domingo para enseñar el lunes a sus alumnos la coreografía de la catalana, y habrá filólogos analizando ya la letra de la canción con el fin de desentrañar el enigma que se halla oculto entre versito y versito, compuestos, según dicen, en un espanglish al que lo que le falta de puro le sobra de oscuro. Aquí me tienen a mí, sin ir más lejos, devanándome los sesos de claro en claro por el poco dormir y el mucho pensar, intentando comprender el sentido del «apena´ hago doom, doom con mi boom, boom, y le tengo dando zoom, zoom on my yummy». La Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Bellísimas Artes quizás sí, pero me temo que el Cervantes tardará bastante más.
Pero ahí la vimos todos, sobre el escenario de Turín, vestida con un traje de luces de estilo goyesco cuyos cristales de Swarovsky deslumbraron al viejo continente y con el que, acompañada de sus cuatro subalternos, a base de naturales, derechazos y pases de pecho templaba y mandaba el difícil morlaco europeo, un traje de luces al que, por cierto, le faltaban la taleguilla y los machos, por lo que quedaron expuestos los cuartos traseros de la catalana. Pero hasta el rabo todo es toro y también la grupa forma parte del espectáculo y de la moda, aunque esta sea tornadiza como un Aserejé o una Macarena.