El incremento de precios de servicios básicos como la electricidad y el gas ha provocado un aumento de las situaciones de vulnerabilidad y necesidad. Familias con trabajo que no llegan a fin de mes y trabajadores pobres que están engrosando las colas del hambre de las 90 entidades que atiende el Banco de Alimentos en la provincia de Albacete.

Mientras los beneficiarios aumentan, las donaciones bajan como consecuencia del encarecimiento de los productos alimenticios básicos. «Antes llegaban uno o dos trailers al mes, pero ahora las donaciones de empresas han caído en picado», confirma a este diario el gestor y miembro del patronato del Banco de Alimentos de Albacete, José Luis Morcillo, que corrobora el temor de la entidad a que las donaciones en la gran recogida organizada a partir del 25 de noviembre, caigan también en picado como por culpa del valor que han adquirido los alimentos no perecederos que, precisamente, son los que mayoritariamente se entregan al Banco de Alimentos. «La situación está empeorando para todos; si el año pasado comprabas tres paquetes de arroz para esta gran recogida, este año los van a reducir a dos o uno».

Otro de los inconvenientes que ya se ha comprobado afectan al volumen de donaciones de la gran recogida es la implantación de la modalidad virtual que se creó con la pandemia en 2020. Después de que en las navidades de 2021 se combinara con la física, para la gran recogida de este año, solo tres de los 47 establecimientos de alimentación que se han adherido a esta campaña en la provincia de Albacete permitirán la recogida de forma física, una decisión que, según el Banco de Alimentos, reduce entre un 40 y un 50% las donaciones. «La gente es reacia a donar dinero en caja, prefiere hacer su compra y depositarla en el carro, le da más confianza», afirma José Luis Morcillo.

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