Instantes de un contante

A.M.
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Isidro Martínez, protagonista de la eclosión del rock en los 60, reúne en un concierto a los músicos de conjuntos tan emblemáticos como Los Trasgos

El Festival de la Canción del Trabajo - Foto: Cedidas (I.M.)

Algo más de 40 años sin cantar ante el público ni subirse a un escenario y ahora lo hace para exponer sus conclusiones. Un pacto que quiere contar a sus coetáneos rodeado de todos aquellos que en su día contribuyeron a la eclosión de la música pop-rock en Albacete. 

Era la década de los 60 y esta ciudad bailaba agarrao al son de las orquestas que interpretaban boleros, polcas, habaneras, sambas..., suspirando por aquellos chavales de Liverpool que ya sonaban por la radio y que estaban revolucionando los modos y las formas de hacer música.

Los Trasgos abrieron una senda que dio mucho de sí en esta provincia durante las dos siguiente décadas, un camino que no se quiso perder Isidro Martínez Palazón, que se apuntó a esta nueva moda del twist prácticamente sin saber  coger una guitarra eléctrica, entonces instrumentos de formica que se enchufaban al fono de la radio «y daba unos calambrazos extraordinarios».

1963. Isidro tenía 14 años, llevaba apenas uno recibiendo clases de guitarra de un muchacho que era pastelero y convencido por su primo Andrés, popularmente conocido como Morgan o El Pirata, se puso a buscar gente para montar «un conjunto», porque entonces no se llamaban ni grupos ni bandas. «Para la batería encontramos a Ramón, que le daba a los palillos en Semana Santa, compramos un bajo, que pensamos que nos habían engañado porque solo tenía cuatro cuerdas, y fichamos a Narciso, el de la joyería; solo nos faltaba un cantante, hicimos un casting y vino muchísima gente interesada en cantar, pero cantaban coplas y pasodobles y nosotros éramos rockeros, aunque ninguno sabíamos tocar». La voz la puso Rodolfo, pero como «no era un nombre muy moderno», se lo cambió por Johan.

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