Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Albacete, por delante

08/11/2022

Este próximo miércoles cuando recibamos, con inmenso honor y orgullo, el reconocimiento de albacetense distinguido en el Dia de la Ciudad, volverá ese niño que fui, quien montado en una bicicleta acompañaba a turistas perdidos para descubrirle lo mejor de Albacete. En ese momento también me acordaré de nuestros mayores que nos legaron, con su ejemplo, el amor y el cuidado por todo lo que hace un mejor Albacete. Dice el escritor Michael Ende en el prólogo de La historia interminable, que las pasiones son inexplicables, nacen de lo irracional. Y mi devoción por Albacete es un sentimiento que de tan profundo que es, resulta ancestral.  No tengo duda alguna que ese orgullo de ser de Albacete nació desde la experiencia de observar el amor de aquellas gentes albacetenses de mi infancia y juventud con la ciudad y los pueblos de la provincia. Y recalco la provincia porque por mi descendencia paterna y materna, corre, respectivamente, la sangre de pueblos como la ribereña Valdeganga o la bella Munera. A Albacete no solo hay que quererla, principalmente hay que defenderla. Fue mi llegada a Madrid en los felices ochenta cuando fui consciente de esta necesaria reivindicación de lo albacetense. España nos consideraba injustamente un pueblo recóndito, feo y sin historia. Creían que Albacete no era más que una pesada carretera de circunvalación llena de semáforos. Y con el tiempo, esa misma España que nos denostó, comprobaría que Albacete, en sí misma, es un amable descubrimiento. Esa pasión por Albacete la volqué en la recuperación del Teatro Circo y ahora en alcanzar la declaración de patrimonio mundial. Y he podido comprobar a lo largo de estos casi 30 años de trabajo por la ciudad, que ese esfuerzo los albacetenses te lo devuelven con creces. Albacete lo primero que hace es medirte por si llevas alguna liebre. Pero cuando comprueba que solo hay amor por la ciudad, rápidamente te reconoce y te sigue. Albacete requiere ya mismo hombres y mujeres que luchen por su presente y futuro, que reivindiquen sin complejos sus muchas necesidades y que la hagan respetar especialmente ante Toledo. Necesitamos con urgencia un liderazgo social y político para poner a Albacete, por delante.