Editorial

La incidencia acumulada del Covid baja, pero los datos no son buenos

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Las decisiones deben guiarse por la experiencia ya de un año con el Covid-19 y no cometer los mismos errores que en las anteriores oleadas

La situación de la pandemia parece que empieza a relajarse a tenor de los datos de las últimas semanas. El principal indicador es la incidencia acumulada que, según los datos oficiales facilitados por la Consejería de Sanidad, entre el 15 y el 28 de febrero, se situó en 64 casos por 100.000 habitantes, es decir, la provincia estaba en riesgo medio después de muchas semanas. Esta cifra era similar a las semanas previas a la segunda ola de coronavirus, por el verano de 2020. 

Sin embargo, otros medidores más recientes, como la incidencia diaria o la presencia del virus en las aguas residuales marcan un ligero repunte. Ayer mismo se produjeron cuatro muertes en la provincia por Covid-19 después de varias jornadas sin fallecimientos. Pero lo más preocupante es el dato de las aguas residuales. Si la semana del 15 de febrero, los análisis arrojaron 82,50 unidades genómicas por cada 500 mililitros, en la semana siguiente del 22 de febrero se hallaron 6.000 unidades genómicas. Desde la irrupción del coronavirus, este dato anticipó con varias semanas la incidencia de la enfermedad entre la población, por lo que todo hace prever que la propagación del virus volverá al alza.

Con estos datos, la Junta de Comunidades hace muy bien en mantener el confinamiento perimetral cara a la próxima Semana Santa. Hay que anticiparse al virus para poder controlar los posibles brotes entre la población. Las decisiones deben guiarse por la experiencia ya de un año con el Covid-19 y no cometer los mismos errores que en las anteriores oleadas. Más vale prevenir que después lamentar, porque están en juego no sólo los negocios y empleos de miles de personas, sino también las vidas humanas de los ciudadanos más vulnerables y, como sociedad, no nos podemos permitir la muerte de una sola persona por una precipitación a la hora de tomar decisiones.

Si hay que perder la segunda Semana Santa, habrá que aguantarse y resistir, pero también habrá que contenerse en las manifestaciones del próximo lunes, con motivo del Día de la Mujer. El riesgo para la salud colectiva es el mismo y, por tanto, habrá que ser escrupulosos a la hora permitir concentraciones y desplazamientos, pero no con un criterio arbitrario, basado en criterios ideológicos, de unos sí y otros no. La situación actual va más allá del cortoplacismo o de las ideas, va de una situación sanitaria crítica que, si bien tiene una tendencia positiva, todavía no se doblegó al coronavirus. Hay que ser pacientes con la vista puesta en el horizonte de los meses estivales, momento clave tanto para la situación epidemiológica como para la económica. Hasta entonces debe primar la precaución y la mesura.