Editorial

Hay que centrarse en lo importante y en lo fructífero

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Los gestos en política son importantes, y más a nivel internacional, pero antes de ser juzgados públicamente han de conocerse al detalle su significado, el contexto, la intención y el protocolo del asunto en cuestión. Quizá por bisoñez, por mala fe o por ahondar en su ideario y lucha antimonárquica, Unidas Podemos se saltó en la noche (española) del lunes estos pasos y se lanzó a criticar a Felipe VI por permanecer sentado cuando pasaba la tenida por espada de Simón Bolívar durante la toma de posesión como nuevo presidente de Colombia de Gustavo Petro. Ayer se sumaron a los reproches al Rey de España voces del independentismo catalán.

El PSOE y miembros socialistas del Gobierno han restado trascendencia y efectos a este hecho y se han centrado en realzar otros mucho más profundos y fecundos: la presencia del monarca en dicho evento (ha acudido a más de 70 relevos presidenciales en Hispanoamérica desde mediados de los años noventa, cuando todavía era Príncipe de Asturias) y las excelentes relaciones existentes entre Madrid y Bogotá, que confían se fortalezcan con el izquierdista Petro en la Casa de Nariño.

Este nuevo episodio de discrepancias entre los dos socios del Ejecutivo central español a cuenta de la Monarquía ha dado pie una vez más a los dardos del PP, de Vox y de Ciudadanos tanto hacia Unidas Podemos por su constante acoso a la Casa Real como a Pedro Sánchez por no salir con prontitud y contundencia a defender a la institución que encabeza Don Felipe de Borbón.

Simón Bolívar 'El Libertador' fue un militar y político que lideró en las primeras décadas del siglo XIX varios movimientos emancipadores en Iberoamérica contra la Corona española. Por ello, su espada es todo un mito allende el Atlántico, pero no representa un símbolo del Estado, y su exhibición en la toma de posesión del nuevo mandatario colombiano no estaba reflejada en el protocolo anunciado, según varias fuentes.

Y bajando el debate a la calle, al margen de gestos, buenos modales y convencionalismos institucionales, en España hubiera resultado difícil de entender que su Rey 'rindiera honores' a un arma que simboliza la pérdida de buena parte de sus territorios de ultramar.

 Serpiente de verano, gesto irrespetuoso o hecho intranscendente, lo cierto es que el tema carece de recorrido y se debe centrar la atención en la alta y excelente representación nacional que personifica Felipe VI, en potenciar las buenas relaciones con Colombia y toda Hispanoamérica y en dejar que sean las urnas, cuando toque, quienes hablen sobre la Corona, hoy respaldada mayoritariamente por los españoles.