Editorial

La erupción del volcán de La Palma y la hora de tomar decisiones

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No hay pérdidas personales, pero las materiales dejarán una cicatriz que quizás algún día logre quitar el tiempo. La erupción del volcán de La Palma, que se inició el pasado domingo y que aún está por ver los días o semanas que continuará expulsando lava de sus entrañas, ha provocado ya la evacuación de cerca de 5.500 personas que ven impotentes cómo alguna de las lenguas se acerca inexorablemente hacía sus propiedades. Este fenómeno natural, que no se registraba en España desde hace medio siglo -entonces fue el Teneguía el que comenzó a arrojar fuego, piedras y ceniza- engullía ayer más de un centenar de casas y arrasaba campos de cultivo y explotaciones ganaderas, dejando a su paso una siniestra huella que, aunque para muchos sea un espectáculo natural inigualable, para los afectados es una tragedia. 

La gestión de la erupción del Cumbre Vieja ha sido impecable. Las autoridades canarias, tanto las locales como los cabildos y el Ejecutivo regional, habían puesto en marcha diferentes planes de actuación destinados a la prevención de daños por si, tras los días en los que se registraron los continuos enjambres sísmicos, el volcán se activaba. También los vecinos han puesto su granito de arena para no tener que lamentar males mayores, con una evacuación ejemplar. Mientras, desde el Gobierno de España, el presidente, Pedro Sánchez, decidía aplazar su viaje a EEUU para trasladarse hasta la isla y conocer de primera mano la situación y las necesidades de la población más afectada. Sánchez, al que se le ha podido ver en primera línea con los damnificados y los técnicos, ofreció todos los recursos del Estado para hacer frente a la situación. El único pero vino de la mano de la ministra de Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que señalaba al «espectáculo maravilloso» del volcán como un «reclamo turístico», olvidándose en todo momento de que son muchos los que como consecuencia de la erupción lo han perdido todo. Horas más tarde, la ministra matizaba sus declaraciones para asegurar que hoy era el día para estar con los afectados.

Son miles las familias que necesitan una respuesta rápida para tratar de volver a la normalidad cuanto antes. El Consorcio de Compensación de Seguros se hace cargo de los daños siempre que se tenga contratada una póliza de hogar, pero si finalmente la erupción del Cumbre Vieja se declara catástrofe natural será el Gobierno el que asuma la responsabilidad. La celeridad en la toma de decisiones se antoja vital para tratar de devolver algo de tranquilidad a una población desolada