La recogida de la aceituna acaba de comenzar en Castilla-La Mancha, casi un año después del paso de la tormenta Filomena, y existe cierta preocupación por conocer el resultado final de uno de los fenómenos meteorológicos más extremos vividos por el sector productor en la última década.

Entre el 8 y el 9 de enero, un potente temporal barrió la Península Ibérica, trayendo consigo fuertes nevadas, vientos extremos y un descenso muy prolongado de las temperaturas, especialmente a las regiones del interior de España, como la comunidad de Castilla-La Mancha y la provincia de Albacete.

La nieve acumulada en los olivos cortó muchas de las ramas y la escarcha penetró en la madera, por lo que los agricultores estaban seguros de que la producción final de aceite disminuiría. Las últimas cifras oficiales de estimación de la producción son de los últimos días de septiembre, e indican un descenso muy acusado en la región.

Según los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura y actualizados hasta el 30 de septiembre, la producción nacional de aceite de oliva prevista en España para 2021 era de 1,3 millones de toneladas, lo que supone una pérdida del 4,8%, respecto al resultado obtenido en 2020. Un descenso discreto, lejos de la caída de la producción en Castilla-La Mancha.

En nuestra comunidad autónoma, la previsión oficial habla de un descenso estimado de la producción de aceituna de almazara del 36%, pues el sector regional pasaría de las 659.964 toneladas de 2020 a las 420.375 toneladas previstas a fecha del 30 septiembre.

La estimación de producción de aceite de oliva en Castilla-La Mancha experimentaría una bajada similar, siempre de acuerdo a estas cifras, de un 35%, al pasar de las 129.646 toneladas del 2020 a las 84.438 que se esperan para el 2021.

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