Padres primerizos: no morir en el intento

P. G. Moreno (EFE)
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El sueño y la alimentación de los bebés encabezan una larga lista de interrogantes que surgen en todas las familias que están esperando un hijo. 'Dos pediatras en casa' tiene las respuestas

Padres primerizos: no morir en el intento

Fiebre, tos, vacunas, sueño, lactancia, chupete, cacas, diarrea, dolor de tripa, manchas en la piel, conjuntivitis, bronquiolitis... conforman una lista interminable a la que los padres primerizos deberán enfrentarse lo quieran o no.

Y es que, no hay ninguna madre ni padre que esté preparado para todos los interrogantes que empiezan a surgir con solo mirar a la criatura y las dudas asaltan: ¿Cuál es la mejor posición para dormir al bebé?, ¿es necesario bañarlo todos los días?, ¿puedo salir a pasear, aunque haga frío?, ¿qué son esta tos y estos mocos?, ¿qué debo hacer si tiene fiebre?...

Conscientes de este sinvivir para muchas familias primerizas, Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, pediatras y padres, han reunido en Dos pediatras en Casa (Zenith) todas las respuestas posibles. Autores de un blog de referencia, del mismo título, ambos especialistas explican que el sueño y la alimentación de los bebés encabezan la lista de las preocupaciones diarias.

El libro no se enreda en explicaciones enrevesadas que poco aportan a los padres y «con todo ello nos ha quedado una obra con 304 páginas y 48 capítulos».

Repasan, entre otros, las enfermedades infantiles más corrientes, con explicaciones sencillas sobre los cuadros clínicos más comunes a lo largo de la infancia. También incluyen consejos prácticos para manejarse en el día a día con el único objetivo de que las familias no entren en pánico «y salgan corriendo al hospital».

Así explican que los cólicos del lactante son una condición benigna que mejora sola con el paso del tiempo y «al desconocerse la causa, resulta imposible plantear una solución que funcione en todos los casos». También indican que durante los primeros meses de vida, el ritmo intestinal es muy cambiante y «es frecuente que, en función de lo que coma el niño, realice más o menos deposiciones de color y consistencia diferentes».

En cuanto a las dudas sobre el chupete, señalan que la gran mayoría de las sociedades científicas recomiendan retrasar su empleo hasta que la lactancia materna esté establecida, algo que suele ocurrir a las tres o cuatro semanas de vida. Esto es así porque «se considera que un uso precoz puede interferir en el enganche y en el inicio de la lactancia». Pasada esa edad, según aseguran, el chupete es un recurso útil para calmar al niño cuando llora o para ayudarlo a dormir. «Además, el empleo del chupete por la noche se considera un factor protector contra la muerte súbita del lactante», advierten.

Y hablando de muerte súbita, estos especialistas cuentan que existen una serie de factores protectores contra este síndrome. El más importante «es poner a los niños a dormir boca arriba, siempre en un colchón firme sin ningún objeto a su alrededor». Por el contrario, fumar, consumir drogas o alcohol durante el embarazo, la prematuridad, el colecho o dormir boca abajo se consideran factores de riesgo.

En relación a la lactancia materna y el destete, los pediatras no dudan en afirmar que la decisión de dejar el pecho debe tomarla la madre en exclusiva. Antes de dar este paso puede plantearse la lactancia diferida o mixta como una opción para mantenerla más tiempo. 

También apuntan que en el proceso de destete y durante el período de alimentación complementaria no debe utilizarse ni la sal ni el azúcar para aderezar los alimentos. Asimismo, una vez que los más pequeños ya coman como un adulto, cuanto menos se empleen, mucho mejor.

La miel, aseguran, puede causar botulismo a los niños pequeños, una enfermedad grave «que condiciona la parálisis de los músculos del cuerpo, por lo que deberá retrasarse su introducción hasta el año de vida».

Peligro de atragantarse

Y en cuanto a los alimentos con un alto riesgo de atragantamiento hay que esperar al menos hasta los tres años. Entre estos se incluyen los frutos secos enteros, los de aspecto redondo sin cortar (como las uvas o los tomates cherry), las salchichas, la manzana y la zanahoria crudas, el jamón serrano o las patatas fritas.

En relación al sueño, otro de los temas que más preocupan a los padres en general, los pediatras comienzan por explicar que el sueño de los niños difiere del de los adultos tanto en su estructura como en su duración. «Va madurando de forma progresiva hasta que a los dos años de vida se asemeja al de los adultos».

Y no debe despreciarse el colecho, porque durante toda la Historia de la humanidad, en multitud de culturas, los padres han compartido la cama con sus hijos a la hora de dormir. «Y no está demostrado -concluyen estos especialistas- que tenga consecuencias negativas a largo plazo en el desarrollo neuropsicológico infantil».