40 años sin el padre del humor castizo

EFE
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Paco Martínez Soria sigue siendo un icono de la comedia cuatro décadas después de su muerte

El actor se convirtió en un auténtico fenómeno social de los 60. - Foto: L. R. Ibáñez (efe)

Paco Martínez Soria era un intérprete capaz de hacer reír a carcajadas a un público muy diverso y de distintas generaciones y lugares, incluso antes de salir a escena. Ayer se cumplieron 40 años de su muerte, pero todavía hoy sigue el recuerdo de su comedia gracias a la voz de expertos sobre su figura, como la del periodista Javier Lafuente.

Este actor de teatro y cine era un «fenómeno» y un «gran divo» ya que su trabajo «le hizo alcanzar un nivel de popularidad y de alcance mediático y sociológico innegable» a pesar de empezar a triunfar con 64 años. Así lo describe este especialista en Martínez Soria. «Era un monstruo de la escena y un cómico irrepetible», asegura cuando habla de él, tal y como lo hizo en el libro bibliográfico sobre el actor que escribió en 2014, El don de la risa.

Fue abuelo, taxista, empresario y cateto de pueblo en sus interpretaciones pero «si algo lo distinguía era su lucha contra la modernidad y la tecnología» a la que «se adaptaría» y con la que lidiaría hoy en día con la expansión de las redes sociales «sin dejar atrás la defensa por esa especie de tradición de la época que lo acompañaba».

«En general ha sido un actor bien tratado pero en los últimos años se está haciendo una especie de presentismo histórico en el que se acaba juzgando lo pasado con criterios actuales y él no se salva. Hay una tendencia a considerar que su cine era muy paternalista y de ideología conservadora, pero ha enganchado a muchas generaciones», comparte Lafuente.

Fue en 1934 cuando el turiasonense debutó en el cine con Sereno y Tormenta, pero La ciudad no es para mí conquistó los teatros de toda España en los 60 y su adaptación al cine se convirtió en la película más taquillera de todos los tiempos hasta que llegó una de Alfredo Landa. A estos triunfos fílmicos se suman otras cintas como Estoy hecho un chaval, El abuelo tiene un plan, Don Erre que erre, Se armó el belén y Abuelo made in Spain.

Huella imborrable

Hay quienes nacen con un don para hacer reír, para ayudar a las personas a evadirse y para hacer olvidar las preocupaciones de aquel tiempo. Paco Martínez Soria lo tenía. El actor consiguió dejar su huella subido a las tablas con la muestra de su trabajo, que era capaz de sacar sonrisas a gente «que iba a verlo solo a él y no la función».

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