El hombre que fue condenado a 23 años de prisión por matar a puñaladas a su cuñada, en un piso de la calle Blasco Ibáñez, se sentó de nuevo ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, acusado de provocar un incendio en su vivienda, que puso en peligro la vida de sus vecinos, por el que se enfrenta a una pena de 12 años de prisión.

En la vista, el acusado, M.R.G., comentó que sobre las 10 horas del 4 de junio de 2018, después de haber acabado con la vida de su cuñada, se fue a su casa y allí se le prendió la camiseta y la tiró al sofá que empezó arder, pero en lugar de apagar las llamas abandonó la vivienda. «Iba bebido, tomé vodka, de hecho cuando me detuvieron llevaba una botella de vodka en la mochila, que no apareció por ningún lado. Llevaba semanas consumiendo bebidas alcohólicas mezcladas con pastillas. Con lo que pasó con A.B. (su cuñada), yo debería estar en la cárcel todo el tiempo del mundo».

También afirmó que lo lógico hubiera sido que después de haber cometido el crimen se hubiera marchado de Albacete y tampoco  entendía porque había dejado el sofá ardiendo. «No sé por qué pasó, eran mis vecinos de toda la vida, con los que yo me llevaba bien. No tiene sentido que prendiera fuego a la casa. No comprendo ni lo del piso, ni lo de A.B. Si hubiera sido en casa de A.B., para borrar pruebas, tendría sentido».

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