Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Sánchez no se rinde

27/06/2022

No está dispuesto a ceder ni a plegarse. Pedro Sánchez ha vivido una de sus peores semanas desde que se sentó en La Moncloa. Arrancó con el destrozo electoral en Andalucía, un resultado demoledor, una derrota histórica en la que el socialismo caía abatido por goleada en su tradicional granero de votos, allí por donde pasa el camino hacia el poder. Luego se produjo la renuncia de Mónica Oltra, vice del socialista Ximo Puig en el Gobierno valenciano, otra bofetada derivada en parte de la primera. Y, finalmente, el archivo por parte de la fiscalía del caso de las supuestas irregularidades en la compra de mascarillas al hermano de Isabel Díaz Ayuso por parte de la Comunidad de Madrid. Ayuso es la gran enemiga de Sánchez, a quien odia personalmente como si se tratara de un asunto propio. Una tras otra.
Un rosario de contrariedades que se ha traducido en todo tipo de versiones en el seno del actual partido en el Gobierno. Desde rumores de crisis, anuncios de remodelación, ceses, dimisiones. Nervios, desde luego. Hay muchos. En especial entre los mandos intermedios y los distintos barones regionales que habrán de afrontar unas elecciones en mayo que viene y en la que todo apunta a un severo revés en forma de abultada derrota.
Sánchez dio muestras de haber encajado el golpe este miércoles, cuando en la sesión de control ofreció una imagen mucho más templada y menos soberbia de lo habitual. Evitó las salidas de tono y las provocaciones prepotentes. «Está tocado», decían incluso en sus filas. Parece que no. Poco a poco se han visto algunas iniciativas de Moncloa que evidencian que nada hay de eso. «Manual de resistencia» se llama el libro de Sánchez, un compendio de actitudes, un reflejo de su forma de actuar y de pensar. En eso está. Sánchez ha reaccionado. En primer lugar, va a aprovechar la magna cita de la OTAN en Madrid para relanzar su imagen internacional, hacerse la foto tan anhelada con Joe Biden y transmitir la sensación de un político en plena forma, admirado por sus homólogos y valorado en los foros internacionales. Imagen, propaganda, esos escenarios en los que siempre se mueve, porque los domina como nadie.
Al mismo tiempo, ha decidido relanzar su línea favorita en el ejercicio del poder. El asalto a las instituciones, domeñar las instancias públicas para utilizarlas como herramientas a su favor y hasta de su uso particular. Así, ha puesto en marcha el procedimiento inaudito de darle la vuelta a una ley que aprobó su propio gobierno hace un año para, por antitético procedimiento, nombrar a su gusto a dos de los miembros de Constitucional, primera medida en esta nueva fase de hacerse con el control absoluto del poder judicial. Algo inaudito puesto que ningún gobierno había prescindido de la oposición para llevar a cabo reformas de este tipo. El mangoneo de uno de los tres pilares del edificio constitucional se ha puesto en marcha.
Hay más muestras de esta reacción de Sánchez ante las noticias negativas. Su vicepresidenta económica, por ejemplo, ha decidido descabezar la cúpula del INE, de donde no siempre llegaban noticias positivas sobre la evolución de nuestra realidad financiera, y va a colocar a un elemento más acomodaticio, que seguramente evitará contratiempos a la señora Calviño. En paralelo, se produce el asalto a la empresa Indra, de enorme interés estratégico militar, así como la responsable técnico del escrutinio electoral en nuestro país, donde ha procedido ha hacerse con el control de la firma mediante la defenestración de los consejeros críticos y la instalación al frente de la firma de socialistas o gente identificada con la causa.
Esto, por el momento. Habrá más medidas, más decisiones. Sánchez está decidido a resistir, a aguantar hasta el final. No se rinde, va a plantar cara a la adversidad, pese a que su tiempo ha terminado. Es capaz de casi todo, como está más que demostrado. Vienen tiempos de turbulencias políticas, nada adecuados para el horizonte de ruina económica que nos acecha.