Qué tienen en común la Plaza Mayor de Alcaraz o de Tarazona de La Mancha, el castillo de Almansa, el claustro del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios de Fuensanta, el palacio de los Núñez en Corral Rubio, el puente de Alcalá del Júcar, el Pasaje de Lodares o la ermita de Nuestra Señora de Belén de Liétor, pues, ni más ni menos, que están catalogados como BIC, o lo que es lo mismo, como Bienes de Interés Cultural en su apartado de monumentos, pero hay más de estos reconocimientos.
Hoy por hoy, en esta comunidad existen 672 Bienes de Interés Cultural de los cuales 93 de estos bienes corresponden a la provincia albacentense, según recuerda el delegado provincial de Educación, Cultura y Deportes, Diego Pérez.
Dentro de estos 93 bienes protegidos, indicar, por un lado, que 87 de ellos son Bienes de Interés Cultural y en estos 87 BIC en 64 casos el bien a proteger es un monumento, en nueve un conjunto histórico, en uno un sitio histórico, en ocho una zona arqueológica y finalmente, en cinco un bien inmaterial. Y por otro, que los otros seis son BIP, o lo que es lo mismo, son construcciones de interés patrimonial, según recoge el servicio de patrimonio y arqueología de la Viceconsejería de Cultura y Deportes en su página web. Se ubican o se localizan en Alatoz, la capital, Albatana, Alborea, Alcalá del Júcar, Alcaraz, Almansa, Alpera, Ayna, Bienservida, Bonete, Casas de Ves, Caudete, Cenizate, Chinchilla, El Bonillo, Elche de la Sierra, Fuensanta, Hellín, Hoya Gonzalo, Jorquera, La Gienta, La Roda, Letur, Lezuza, Liétor, Mahora, Munera, Ossa de Montiel, Peñas, Riópar, Robledo, Tarazona, Tobarra, Villamalea, Villapalacios y Villarrobledo.
Y es que, dentro de estos bienes de máxima protección, de los BIC, apunta Diego Pérez, se pueden distinguir dos tipos de catalogación, es decir, una genérica y que tiene que ver con aquellos que de entrada por el tipo de bien que es ya tienen este nivel de protección, y una individualizada que tiene que ver con aquellos bienes que por su relevancia son dignos de esa protección y de esa declaración y que como tales van a requerir de un proceso de incoación y tramitación de un expediente administrativo. Junto a estos, además, están, como se han mencionado, los Bienes de Interés Patrimonial, los BIP, unos bienes específicos manchegos pero con un nivel de protección similar a los BIC.
«Prácticamente la mayor parte de la provincia cuenta con algún bien que tenga esta declaración, esta figura de protección y a veces, incluso, con un nivel de protección que va más allá de la provincia. Un ejemplo de ello lo encontramos en el arte rupestre levantino el cual, como es conocido, es un bien que tiene la consideración de Patrimonio de la Humanidad como igualmente tienen esta consideración otros dos BIC de esta provincia y como son la Tamborrada de Hellín y la de Tobarra», añade Diego Pérez.
Al margen de estas consideraciones igualmente hay que tener en cuenta de que la declaración de Bien de Interés Cultural, en opinión de la jefa de Patrimonio en la Delegación Provincial de Educación, Ciencia y Deporte, Maite Rico, supone cuando se trata de un inmueble tanto un reconocimiento a su sobresaliente valor cultural sea como seña de identidad o muestra de la evolución histórica de la localidad o de la región en la que se encuentre ubicado, como un plus de protección, tanto para el edificio en cuestión como para su entorno. Una protección que, además, lleva pareja tanto el hecho de que no se pueda levantar ninguna construcción que conlleve una alteración del valor cultural o de la imagen del bien en cuestión como el hecho de que cualquier arreglo o cambio de su uso habitual únicamente puede hacerse si previamente ha sido autorizado por la administración en cuestión.
(Más información en la edición impresa y en la APP de La Tribuna de Albacete: (https://latribunadealbacete.promecal.es))