El campus ofrece apoyo a más de 100 alumnos con discapacidad

M.D.M.
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Hasta un 35% de los usuarios del SAED en toda la UCLM, que está entre las más accesibles, estudian en la capital

Inés Martínez estudia primero de Medicina - Foto: Rubén Serrallé

La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) está entre las tres instituciones académicas más accesibles de todo el país, según el último informe de la Fundación Universia que analiza este aspecto. Un positivo balance que ha venido repitiendo desde hace años y que se debe al trabajo que se hace desde el Servicio de Apoyo al Estudiantes con Discapacidad (SAED), que coordina María Salas.

En el presente curso escolar 2019-2020 son 311 los estudiantes con algún tipo de discapacidad que están matriculados en la Universidad de Castilla-La Mancha, de los que 109 -que suponen un 35% del total- cursan sus estudios en el campus de Albacete.

Las cifras son similares a las del curso pasado, cuando eran 305 todos los estudiantes con algún tipo de discapacidad los que estaban matriculados en la UCLM y, de ellos, 110, lo hacían en el campus de Albacete, según los datos que detalló a este diario María Salas.

Además, puso de relieve que los alumnos atendidos por el SAED, que funciona en todos los campus de la UCLM, son más, ya que 311 son los estudiantes que tienen algún tipo de discapacidad reconocida pero también se presta apoyo a alumnos con necesidades educativas especiales que padecen, por ejemplo, dislexia, disgrafía, discalculia o un trastorno por déficit de atención.

Salas expuso que los alumnos con algún tipo de discapacidad a los que atendienden disponen de una serie de servicios a su disposición. Estos servicios van desde sufragarles el transporte adaptado para que puedan acudir cada día a clase, en el caso de aquellos alumnos con problemas de discapacidad, hasta facilitarles la adaptación tecnológica que necesiten, en función de su discapacidad. Por ejemplo, los alumnos con problemas visuales tienen a su disposición ordenadores adaptados, que les amplían los contenidos que deben seguir o aquellos con problemas de audición pueden disponer de un intérprete de lengua de signos o de la tecnología necesaria para que puedan seguir las clases. Este es el caso de Inés Martínez, estudiante de primero de Medicina, que explicó a este diario cómo le han facilitado un fonendoscopio con pantalla que suple sus dificultades para escuchar o está pendiente de recibir un aparato tecnológico con frecuencia FM para poder seguir, sin ruido ambiente, el desarrollo de todas las clases.

 

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