Las fiestas de San Antón no se celebrarán en 2022 en Tobarra

G. G.
-

En principio solo se prevé la realización de los oficios religiosos, a expensas de la evolución de la pandemia, según explican desde la concejalía de Fiestas

Imagen de archivo de la bendición de animales el día de San Antón - Foto: G. G.

Por segundo año consecutivo no está prevista la celebración de las fiestas del barrio de San Antón, ya que solo se prevé la realización de los oficios religiosos, con la procesión a expensas de la evolución de la pandemia, según se informa desde la concejalía de Fiestas. Aunque este año no se suspende, como el pasado por la alcaldesa de Tobarra, Amparo Ballesteros, ante la actual situación parece que no se dan las mejores circunstancias para realizar las actividades propias de las fiestas en honor a San Antón, que se celebran en los días previos y posteriores del 17 de enero, siendo las auténticas fiestas de invierno del municipio.

Tradiciones. Hay que recordar que las fiestas de San Antón, desde hace muchos años, siempre se han vivido de una manera especial en el barrio, uno de los más antiguos del municipio en donde se han transmitido de generación en generación las peculiaridades y tradiciones de una festividad que se hacía y vivía en familia. Fundamentada en dos pilares fundamentales, la tradición y la participación de casi todos los vecinos, se basan en festejos populares, transmitidos de generación en generación, los oficios religiosos y los fuegos artificiales (el castillo de la noche previa al día del patrón y el disparo de carretillas). En los últimos años se incorporaron otros festejos «más modernos», como los conciertos en la carpa o en el Centro Social de la Granja, las concentraciones moteras, el mercadillo artesano o el pregón. Pese a esas novedades, que dieron un impulso a las mismas hace varias décadas, las fiestas de San Antón no se entenderían sin la elaboración previa y popular de los rollos del santo, el castillo de fuegos artificiales, los oficios religiosos, la bendición de animales, las pedimentas y las pujas. Los vecinos del barrio se movilizaban en los primeros días del año con el fin de amasar y elaborar, en el horno de la Mercedes, los rollos del santo, que no podían faltar en ninguna casa del pueblo, sobretodo si en la misma se criaban animales de matanza. Los domingos y días previos, se realizaban las conocidas pedimentas, consistentes en la visita de grupos de vecinos a todas las casas de la localidad y pedanías con el fin de «pedir para el santo». En la mayoría de domicilios se esperaba a los postulantes a los que se le ofrecen donativos en metálico o productos para que sean pujados posteriormente en la calle de La Parra, para apoyar en los gastos de las fiestas. Otra de las características de estas fiestas, que ya casi es residual, es la del disparo de carretillas que, en los años cincuenta, sesenta y setenta, según cuentan los más veteranos, se quemaban miles de ellas a todas horas. En los últimos años solo se disparaban en momentos señalados, especialmente tras el castillo y el día de las pujas de San Antón, por algunos grupos de jóvenes. Las pujas estaban ligadas con las carretillas, porque se celebraban por la tarde, desde el 17, día de San Antón y el resto de la semana, pese a no ser festivo, porque acudían vecinos de todo el municipio a pujar y merendar en los establecimientos del barrio. En enero de este año no pudieron celebrarse y este tampoco, aunque los vecinos esperan que en el futuro puedan relanzarse para que no se pierdan sus tradiciones.