Iglesias: "Queremos un Gobierno de coalición sin reproches"

M.R.Y. (SPC)
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El líder de Unidas Podemos tiende la mano, sin éxito, a Sánchez, al que recuerda que un acuerdo con Casado sería inentendible y no le saldrá «gratis»

«La derecha discute mucho entre ellos, pero luego no tienen dudas de gobernar juntos». Ese fue uno de los mensajes que Pablo Iglesias dedicó a Pedro Sánchez en un debate en el que se mantuvo prácticamente al margen de la polémica e insistió en tender la mano al líder socialista para poder configurar un Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.

No fue el único guiño a un Sánchez que sí estuvo acorralado por PP y Cs. De hecho, salvo en contadas excepciones, las palabras del candidato morado estuvieron cargadas de buenas intenciones al que pudo ser su socio de Ejecutivo. Y, por eso, insistió en recordarle que «millones de votantes de izquierdas» quieren «que nos pongamos de acuerdo». «Queremos un Gobierno de coalición sin reproches», agregó. Por eso, no dudó en tender la mano a un Sánchez acorralado por Casado y Rivera a la hora de hablar de Cataluña, haciendo suyas las palabras del socialista y asegurando que «España es una nación de naciones».

Sin embargo, el presidente en funciones obvió hablar de pactos y, ante esto, Iglesias cargó contra una posible gran coalición de PSOE y PP, una posibilidad ante la que, aseguró, «la población quedaría perpleja», y recordó a Sánchez que «un acuerdo con Casado no será gratis».

Sin lograr su empeño de conseguir que el debate desvelase los pactos que cada candidato tenía en mente, el morado prefirió hablar de «la España vaciada» que de Cataluña, aunque sí lamentó que sobre la crisis secesionista, los líderes de los partidos únicamente se peleen por «ver quién tiene la medida más dura», y, dentro de este tema, tuvo uno de sus enfrentamientos con Abascal -el otro gran rifirrafe fue a cuenta de la Memoria Histórica y el terrorismo-, al que espetó que el líder de Vox «no me va a dar lecciones de ser español».

Iglesias fue el ponente que más veces nombró la Constitución, asegurando que la Carta Magna «no puede ser un ladrillo para arrojar al rival» y, sobre todo, remarcando el papel del texto de 1978 a la hora de «proteger a la gente de una crisis».

Pero el debate acabó y no consiguió el que era su gran objetivo de la cita: saber con quién quiere pactar el PSOE tras el 10-N.