Elena Serrallé

Elena Serrallé


Sopa de siglas

22/06/2022

Ayer precisamente recibíamos los padres del colegio de mis hijos un aviso informando de que el próximo curso entra en vigor la enésima ley de educación y que, por ese motivo, las editoriales aún no habían perfilado el contenido de los libros de los futuros alumnos de determinados cursos. Lo leí furiosa, porque me enerva pertenecer a una sociedad representada por una clase política que no respeta a los estudiantes. No, no los respeta, al contrario, los marea y los ningunea, los utiliza y los confunde.
Y yo me pregunto, ¿tan difícil es alcanzar un pacto de Estado en el que se dibujen las líneas claras del contenido de la educación de nuestros hijos? Y no, no es nada difícil, pero, como en todos los aspectos de la vida, hace falta voluntad.
Lo que no es de recibo es esta barbaridad de cambio de legislación cada vez que se turna en el poder un signo político u otro, no como algo constructivo sino como la obligación, por sistema, de atacar lo que otros decidieron. Una sopa de siglas que repercute en la calidad de la enseñanza.
Volveremos al bipartidismo, los comicios andaluces ya lo han demostrado, porque en España o se es rojo o se es facha, porque en esta España, en la que tienes que pronunciar su nombre casi a escondidas y en un susurro, no se sabe ni se quiere pasar página, porque no miramos hacia adelante y porque en esta España, mi querida España, o estás conmigo o contra mí, políticamente hablando.
Y así nos va, y así nos irá mientras no maduremos como la democracia moderna que pretendemos ser.