Miguel Lucas Picazo, catedrático de Secundaria, profesor asociado de la UCLM y escritor fue, entre otras, comisario de la exposición Salud y enfermedad en Albacete, organizada por FAVA y Ayuntamiento. Ayer, invitado por Aluex, intervino en el ciclo Reflexiones y apuntes sobre la pandemia, con la charla Salud y enfermedad en Albacete. Los contextos socioculturales en las epidemias, que se pudo seguir a través del canal de la asociación y Diputación Provincial. Miguel Lucas explicó a La Tribuna de Albacete las claves de su intervención en este ciclo.
Hizo un recorrido por las epidemias en Albacete...
Sí, un recorrido diacrónico por las epidemias más importantes que ha habido en Albacete desde el siglo XIV, de la peste negra hasta la gripe del XVIII, pero lo más importante es que las epidemia no se explican solamente por un microbio, las epidemias son la consecuencia del modo de vida, de un contexto sociocultural. Nos fijamos en qué hacen posible que estas epidemias se desarrollen, desde el punto de vista del modo de producción o del contexto social en el que se vive, y qué consecuencias tuvieron para Albacete.
¿Con una repercusión demográfica grande?
Claro, las ha habido con una repercusión demográfica grande, como la peste del siglo XIV, con muchísimos brotes hasta el siglo XVII, después la viruela fue importantísima, también en América, el cólera, en el XIX, clave, con las guerras y crisis. En Albacete ha sido endémico el paludismo, por las inundaciones y la gripe del XVIII. Además de algunos brotes extraños de virus en los años 60, pero fundamentalmente nos centramos en la peste, el cólera y la gripe y resaltamos cómo a partir de la gripe la Sociedad de Naciones formó un comité para las enfermedades infecciosas, las enfermedades en movimiento.
Ese comité de higiene, abogó por la medicina social y en Albacete tuvimos una gran figura que es muy desconocida, el doctor Pérez Mel, inspector de Sanidad. Desde su centro de sanidad hizo una labor enorme en los años 30 del siglo pasado, desde el punto de vista sociosanitario, extendiendo una red de centros e intervino en factores externos a la biología, todo lo que es social.
Nos sorprendió otra vez una epidemia, para la que no estábamos preparados...
Los microbios no matan, no hacen que se extienda la enfermedad, somos nosotros lo que, a través de la agresión que hacemos constantemente a la naturaleza, hacemos que se extiendan esas enfermedades. Si hacemos un análisis de las epidemias a lo largo de la historia, corresponden con un determinado momento de expansión económica, que tiene que ver con las fases del capitalismo. Son consecuencias de este sistema económico avasallador con la naturaleza.
Una conclusión es esta pandemia y que si queremos evitar futuras, hay que atajar de raíz el avasallamiento a la naturaleza, si no, nos tendremos que acostumbrar a vivir con las enfermedades infecciosas. Además, las pandemias siempre atacan a los más vulnerables de la población, es cuando se muestran las debilidades del sistema sanitario y lo hemos visto. Creíamos que teníamos un sistema sanitario moderno, eficaz, y esta pandemia ha demostrado que nuestro sistema sanitario era muy hopitalocéntrico, pero la atención primaria hace tiempo que la habíamos abandonado y la salud pública también. Vemos que el sector vulnerable en esta ocasión es la tercera edad, los mayores; en otras épocas, el sector vulnerable era la clase obrera.
¿Pagamos las consecuencias de esta vulneración?
Exactamente. Organizaciones como la OMS ya advertían sobre la mutación de virus clásicos, nuevos patógenos, reducción en la inmunización, movimientos migratorios difíciles de controlar y, sobre todo, de las alteraciones ecológicas que hacen que estos microbios salten de sus reservorios al ser humano y puede terminar en pandemia. La epidemiología, que teníamos como algo olvidado, a partir de ahora, la vamos a tener en cuenta.
¿Repetiremos?
Por lo que veo, la nueva normalidad ha sido volver a lo que teníamos. Creo que no hemos aprendido, tendríamos que hacer un verdadero cambio en el sistema de vida, una revisión cultural, si no, tendremos que vivir con el miedo permanente a la expansión de las pandemias. Hay que atajar las causas.