Editorial

Podemos pasa al insulto con el PSOE y demuestra el fin del bipartito

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No hay nada en la agenda política de la semana que pueda explicar la existencia del Gobierno bipartito en España. Ayer, desde las filas de Unidas Podemos se acusó directamente el PSOE de «traicionar el feminismo». Un partido adanista que ha hecho del eslogan su razón de ser y existir señalaba al partido que, en otro tiempo y con otros dirigentes poco sintonizados con los actuales, conquistó buena parte de los derechos sociales de los que disfrutan los españoles, con especial hincapié en la igualdad de la mujer. Contestó, una vez más, la ministra de Defensa, Margarita Robles. Tuvo que explica la también magistrada que muchas mujeres consagraron su vida a la lucha por la igualdad cuando Ione Belarra y sus adláteres ni siquiera habían nacido. El resto del ala socialista del Gobierno, poco más que llamadas a la concordia que demuestran que el PSOE de Sánchez todavía no ha entendido que su Gobierno está acabado y que su socio trabaja para segarle la hierba de cara a las próximas citas electorales.

Podemos persigue señalar a los socialistas como un partido 'del régimen', en su propia dialéctica, y defiende posiciones tan abyectas, indoctas y dañinas como la que sostiene la actual redacción de la 'ley del solo sí es sí', que ya ha reducido la condena de más de 700 agresores sexuales y ha puesto en la calle a decenas de ellos. Es tan elocuente lo que está sucediendo con esta ley, que Podemos corre el serio riesgo de quedarse solo con Bildu -y quizás ERC- contra la proposición socialista para evitar que los depravados condenados por violar, agredir y acosar a mujeres y menores estén lo antes posible de nuevo en la calle. Un éxito parlamentario de categoría.

Paralelamente, llega el 8 de Marzo con la polémica por la 'Ley trans' arreciando y con la llamada -también de Podemos, faltaría más- a la división del feminismo en las marchas y manifestaciones previstas para mañana. Tal es la capacidad del partido de Belarra y Montero -de Díaz ya no, que ese proyecto es personal y va por otras lindes- para dividir, partir, romper y agrietar, que ha logrado que incluso la defensa del feminismo, que es homologable a la de los derechos humanos, sea causa de discordia.

Mientras, el presidente Sánchez se limita a anunciar, con oportunismo de calendario, que traspondrá una directiva europea para garantizar la paridad en política y en la gran empresa. Lo que no dice es que la naturaleza de la norma es comunitaria y su aplicación, obligatoria. Es decir, el presidente y su Gobierno no legislarán nada para imponer la paridad. A lo sumo, llegan tarde a trasponer la Directiva, que ha resultado ser urgente en vísperas del 8 de Marzo y a las puertas de las elecciones.